México – Ricos y pobres en la “milagrosa” Cuarta Transformación

En pleno Viernes Santo Andrés Manuel López Obrador, acorde a sus creencias religiosas, aprovechó oportunistamente mencionar la preferencia de Jesús por los pobres y la paz.

Dictó su Evangelio (que significa buenas nuevas) diciendo en cuenta de Twitter: “La vida y la obra de Jesús Cristo, por lo general, es reconocida por creyentes y no creyentes. Las coincidencias siempre apuntan a su preferencia por los pobres y por la paz” y añadió: “No es extraño que un pintor comunista como David Alfaro Siqueiros haya hecho una obra que se exhibe en el Museo Vaticano conocida como Cristo de la paz. En el reverso, Siqueiros anotó esta frase: ‘Cristiano: ¿qué has hecho de Cristo en más de dos mil años de su doctrina?’”

Dejemos por el momento el creciente escándalo entre el Gobierno Federal y el Instituto Nacional electoral (INE) que ratificó con una votación de seis a cinco retirar las candidaturas a gobernadores de Guerrero, a Félix Salgado Macedonio, y de Michoacán, a Raúl Morón, por no presentar informes de gastos de precampaña. También dejemos de lado la historia política de Alfaro Siqueiros quien no tenía nada de buen cristiano y fue un mercenario estalinista tratando de asesinar a Trotsky.

Si seguimos la lectura bíblica que tanto fervor le tiene López Obrador, ciertamente la vida de Cristo inclinaba su preferencia clasista por los pobres. Pero, parafraseando a Siqueiros podríamos preguntarnos que ha hecho el presidente durante su gobierno por los pobres… Ciertamente es muy favorable políticamente mencionar las enseñanzas evangélicas en un país mayoritariamente católico ¿Se trata de un populismo religioso? ¿Qué ha hecho él por los pobres?

Por supuesto, López Obrador nunca jamás se atrevería a repetir una de las frases que se atribuye a Jesús de Nazaret en la Biblia: “Yo os aseguro que un rico difícilmente entrará en el Reino de los Cielos. Os lo repito, es más fácil que un camello entre por el ojo de una aguja, que el que un rico entre en el Reino de los Cielos”. Los actuales adoradores del Becerro de oro, fariseos neoliberales y demás, siguen tan campantes y sin ningún temor de Dios, pues mientras no haya ninguna reforma tributaria progresiva o alguna política anticapitalista que podría afectar sus exorbitantes ganancias están de plácemes con este gobierno que algunos demasiado ingenuos dicen que es un gobierno de los pobres.

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Pero los hechos concretos son los hechos reales y no se percibe ninguna mejoría económica para los millones de pobres mexicanos. Cualquiera que conozca la Ley general de la acumulación del capital sabe que los ricos se hacen más ricos y los pobres más pobres. Marx formula así ese principio general: “Cuanto mayores son la riqueza social el capital en funciones, el volumen y la intensidad de su crecimiento y mayor es también, por tanto, la magnitud absoluta del proletariado y la capacidad productiva de su trabajo tanto mayor es el ejército industrial de reserva… La riqueza de una nación corresponde a su población, y su miseria corresponde a su riqueza. La laboriosidad de algunos exige el ocio de otros. Los pobres y los ociosos son un fruto necesario de los ricos y los activos”.

En el mundo entero a medida que avanza la acumulación del capital se condena a capas cada vez más amplias de la población y, particularmente, a la clase obrera a privaciones, miseria y hambre. México no es una excepción a pesar de el gobierno de la 4 Transformación afirma que ya no vivimos en el neoliberalismo, el cual engendra más riqueza concentrada en un puñado de oligarcas por un lado, y por otro, mayor miseria de proletarios y trabajadores del campo y la ciudad.

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Un reportaje reciente de la revista Forbes informa que ha crecido 35 mil millones de dólares la fortuna de 13 empresarios mexicanos en un año y que el monto de sus activos supera la deuda externa del gobierno federal. Carlos Slim, Germán Larrea y Ricardo Salinas, a la cabeza de esa élite. Tanto Slim como Salinas Pliego son amigos de López Obrador. Salinas Pliego es uno de los empresarios favoritos del presidente Andrés Manuel López Obrador. Durante años, hubo una confrontación entre ambos, al grado que el ahora presidente de la República catalogó al empresario mexicano como parte “de la mafia en el poder”. Sin embargo, su relación dio un giro de 180 grados durante la campaña electoral de 2018. La luna de miel entre el presidente y este empresario ha beneficiado económicamente a Salinas Pliego, quien tras la llegada de la Cuarta Transformación, pasó del quinto al segundo puesto entre los hombres más ricos del país, sólo debajo del histórico magnate Carlos Slim. Salinas Pliego es dueño del Grupo Elektra, Purpose Financial, Punto Casa de Bolsa, Banco Azteca. Seguros Azteca, Afore Azteca, Tiendas Neto. Banco Azteca es una de las instituciones financieras encargadas de distribuir los recursos de los programas sociales del gobierno de la Cuarta Transformación, como el de “Jóvenes construyendo el futuro”, las becas de educación básica y media superior, así como las pensiones a adultos mayores y a personas con discapacidad. Salinas Pliego forma parte de un Consejo Asesor de López Obrador que incluye a Bernardo Gómez, Olegario Vázquez Aldir, Carlos Hank Rhon, Daniel Chávez, Miguel Rincón, Sergio Gutiérrez y Miguel Alemán hijo. Se desconoce si López Obrador también cuenta con un Consejo Asesor de representantes obreros, populares, campesinos e indígenas y líderes sindicales. Suponemos que no.

En plena crisis, multimillonarios mexicanos aumentaron su fortuna. La lista de mexicanos es encabezada por Carlos Slim, dueño de América Móvil y Grupo Carso, quien actualmente posee una fortuna de 62 mil 800 mdd, 20 por ciento más en comparación con los 52 mil 100 millones que tenía hace un año. “En el peor año para la economía nacional en ocho décadas, la fortuna de 11 de los 13 multimillonarios mexicanos que forman parte de la lista de los más acaudalados del mundo se incrementó. A dicha lista, que elabora Forbes anualmente, ingresaron dos mexicanos respecto al conteo del año anterior.

Sin embargo, el grupo de mexicanos empieza a contar a partir del lugar número 16 de Slim dentro de la lista global, que encabezan el fundador de Amazon.com Inc, Jeff Bezos y el presidente ejecutivo de Tesla, Elon Musk. En lo que sí se parecen los mexicanos al resto de los multimillonarios es en que hubo un aumento de la fortuna. ‘Los muy muy ricos se volvieron mucho mucho más ricos’, afirmó el presidente de contenido de Forbes, Randall Lane, en una entrevista con Reuters Video News.

En el segundo puesto entre los mexicanos se colocó Germán Larrea, dueño de Grupo México, cuya fortuna se disparó 135 por ciento en el último año, al pasar de 11 mil millones de dólares a 25 mil 900 millones de dólares. El tercer lugar es ocupado por Ricardo Salinas Pliego, propietario de Tv Azteca y Elektra, cuya fortuna pasó de 11 mil 700 millones a 12 mil 900 millones de dólares, un incremento anual de 10 por ciento. Luego siguen Alberto Baillères (Grupo Bal), cuya riqueza pasó de 6 mil 400 millones a 9 mil 200 millones de dólares; Juan Francisco Beckmann (José Cuervo), de 4 mil 300 a 7 mil millones; María Asunción Aramburuzabala (consejera de Grupo Modelo), de 5 mil 600 a 5 mil 800 millones de dólares. Antonio del Valle (Orbia), de mil 600 a 3 mil 100 millones de dólares; Carlos Hank Rhon (Grupo Hermes), de 2 mil millones a 2 mil 200 millones; Roberto Hernández (accionista de Citibanamex), de mil 700 a mil 900 millones de dólares. Rufino Vigil (Industrias Vigil), de mil 200 a mil 700 millones de dólares; Fernando Chico Pardo (Grupo Aeroportuario del Sureste), bajó de mil 500 a mil 400 millones; Alfredo Harp Helú (accionista de Citibanamex), de mil 100 a mil 200 millones y David Peñaloza Alanís (Pinfra), de mil 200 a mil millones de dólares.

El buen desempeño de las fortunas de los millonarios mexicanos contrasta con el desplome de 8.5 por ciento que tuvo la economía nacional como consecuencia de la pandemia. A escala global, Carlos Slim, el empresario más rico de México, ocupa la posición número 16; el segundo local, Germán Larrea, está en el lugar 61, mientras que el tercero, Ricardo Salinas Pliego, se ubica en el 166. Los demás se ubican en los siguientes puestos globales: Baillères (255, Beckmann (369), Aramburuzabala (476), Del Valle (986), Hank Rhon (mil 444), Hernández (mil 664), Vigil (mil 833), Chico Pardo (2 mil 141), Harp Helú (2 mil 378) y Peñaloza Alanís (2 mil 674).

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La otra cara de la moneda. Mucho combate a la pobreza, pero en México 4 de cada 5 la padecen. En el país, dos de cada cinco personas son pobres, dos más son vulnerables de serlo por sus bajos ingresos, y solo una no es ni pobre ni vulnerable. De acuerdo con la última medición de pobreza en el país, con datos de 2018 elaborada por el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), en México se registraron 52.4 millones de personas pobres y 9.3 millones de ellas vivían en pobreza extrema. Este escenario no se ha modificado, de hecho se ha agudizado con la pandemia, que ha servido como justificación política para no abatir la desigualdad social en las ciudades y el campo.

«Por el bien de todos, primero los pobres». Con ese lema, las campañas presidenciales de Andrés Manuel López Obrador reconocieron desde un inicio la necesidad de situar al centro de la acción del gobierno el bienestar de las personas excluidas del proceso de crecimiento de la economía mexicana, dice en su artículo Luis Monroy-Gómez-Franco ¿Primero los pobres? A dos años de la asunción de AMLO. A la distancia del inicio de la presidencia de Andrés Manuel López Obrador, Monroy inquiere: “resulta necesario discutir si el reclamo distributivo, central en las consignas del gobierno, está ya en marcha o sigue siendo una promesa”. https://jacobinlat.com/2020/12/02/primero-los-pobres-a-dos-anos-de-la-asuncion-de-amlo/

“Al momento de volverse gobierno, el ímpetu redistributivo presente en las consignas de campaña de López Obrador quedó aprisionado por el marco de política macroeconómica adoptado. Este marco consiste en tres pilares: el sostenimiento de un balance fiscal en equilibrio o incluso superavitario, el no incremento o introducción de nuevos impuestos y la garantía de recursos para asegurar la viabilidad financiera de Petróleos Mexicanos (PEMEX)…En su conjunto, los tres limitan no solo la cantidad de recursos que el gobierno puede destinar a una agenda redistributiva; también limitan los instrumentos disponibles para esa agenda y su financiamiento. Pero, además, atan de manos a la política económica ante cualquier choque externo que afecte a los ingresos tributarios o que vuelva más costoso el sostenimiento financiero de la paraestatal… Al desaparecer del menú de herramientas redistributivas una modificación al sistema tributario, la única herramienta disponible se vuelve el gasto público y las transferencias monetarias y no monetarias. Sin embargo, el tamaño y el alcance de éstas se encuentra limitado por el monto de recursos disponibles para financiarle”.

La conclusión de Luis Monroy es tajante: “El compromiso de no cambiar la estructura tributaria en un sentido progresivo y garantizar a toda costa la viabilidad financiera de PEMEX en su forma actual, implican una restricción presupuestaria que, inexorablemente, echa por tierra cualquier capacidad redistributiva del Estado de índole sustancial… Mientras esos dos principios sigan siendo el corazón de la política económica, reducir la desigualdad en México será un objetivo de orden muy secundario, tal y como sucedió en gobiernos anteriores”.

El camino al infierno está empedrado de buenas intenciones. Con todo y los programas asistencialistas populistas de la 4T: «Por el bien de todos, primero los pobres», el hecho es que la pobreza social sigue creciendo.

Cierto es que la pandemia contribuyó a incrementar el desempleo y la pobreza, pandemia que no ha sido bien afrontada por el gobierno federal, pero también es un hecho que la política desarrollista de López Obrador con su actitud renuente a realizar una reforma fiscal progresiva y sus megaproyectos –Tren Maya, Corredor Interoceánico, Aeropuerto de Santa Lucía y la Refinería de Dos Bocas– pretende impulsar una acumulación capitalista neoliberal “refinada”. Al igual que el “combate a la corrupción”, el “combate a la pobreza” es una entelequia obradorista. La demagogia sigue su curso mañanero.

Román Munguía Huato

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