Ni Ucrania ni Taiwán, sino Washington
Desde el punto de vista estratégico militar, se vive un periodo de inestabilidad peligrosa con el riesgo de que estalle la Tercera Guerra Mundial.
Estados Unidos, Rusia y China son los centros de poder de un mundo, cada vez más volátil, en el que Rusia y China comparten los mismos intereses geopolíticos, mantienen relaciones sólidas, que les permite defenderse de las agresiones de EEUU, y promueven que las relaciones internacionales coexistan en un plano de igualdad. EEUU se opone a esta idea y lucha por mantener su hegemonía; cada paso que sus mandatarios emprenden tiene la finalidad de arrinconar a sus rivales. De no lograrlo, suben el nivel del enfrentamiento en un peldaño, por cierto, más belicoso.
En los últimos años, parecía que el punto de inflexión era el conflicto de Ucrania, en el que la historia iba a tomar otros derroteros. Y no era para menos, a partir de que los ultra derechistas estadounidenses controlan los resortes del poder de EEUU, impulsaron una política semejante a la de Hitler, lavar el cerebro de los europeos, especialmente de los ucranianos, para desgarrar a Rusia y apropiarse de sus riquezas.
Dmitri Medvédev, vicepresidente del Consejo de Seguridad de Rusia, advirtió que si no funciona el derecho internacional, funcionarán los cañones de artillería y volarán los misiles hipersónicos. Recalcó que la paciencia de Rusia es finita, que hay límites para cualquier compromiso, más allá de los cuales la seguridad y la soberanía se ven amenazadas, que EEUU y Occidente desataron contra Rusia una guerra híbrida a gran escala y que, al suministrar todo tipo de armas a Ucrania, “están fomentando el terror en las provincias fronterizas de Rusia, cometiendo sabotajes y asesinatos políticos. De hecho, están allanando el camino hacia la Tercera Guerra Mundial, una catástrofe global en la que no puede haber vencedores”.
Sin embargo, la guerra de Ucrania, por terrible que sea, parecería un juego de niños comparada con lo que podría pasar en una guerra por Taiwán, es que más del 40% de las mercancías del mundo se transportan por el estrecho de Taiwán, por lo que un conflicto militar en esa zona tendría un impacto económico no solo para Taiwán, sino también para China y el resto del planeta.
Michael McCaul, presidente de la Comisión de Asuntos Exteriores de la Cámara de Representantes de EEUU, explicó por qué los estadounidenses deberían derramar su sangre para defender a Taiwán. Su corta respuesta fue: “TSMC”. Y hace referencia a Morris Chang, genio de la electrónica de los semiconductores y digno merecedor de por lo menos unos diez Premios Nobel. Chang es conocido como “el padre de los semiconductores”, un elemento que ha revolucionado a la electrónica y que se comporta como un conductor o como un aislante en dependencia del campo eléctrico o magnético, la presión, la radiación, o la temperatura del ambiente en que se halla.
Al hablar de semiconductor, se habla de la materia básica que se usa para la fabricación de un circuito integrado, CI, llamado también microchip o chip, una estructura de algunos milímetros cuadrados de superficie sobre la que se fabrican circuitos electrónicos que realizan las funciones de los tubos de vacío, componentes básicos de las más avanzadas tecnologías. Gracias al alto rendimiento, bajo costo y pequeño tamaño, el CI se usa en la electrónica moderna. Los chips semiconductores son en el siglo XXI el equivalente al petróleo del siglo XX.
En 1987, Morris Chang fundó la Taiwan Semiconductor Manufacturing Company, TSMC, la fundición de silicio más grande del mundo, pionera de la fabricación de semiconductores. TSMC es de la primera empresa que produce intensivamente semiconductores de 5 y 3 nanómetros, nm; para tener una idea de este tamaño, un cabello humano mide 66.000 nm. En Taiwán se fabrica más del 60% de los chips del mundo y el 92% de los semiconductores más avanzados.
La guerra económica que EEUU ha declarado a la República Popular China se resuelve o se complica en Taiwán y podría ser el inicio a la Tercera Guerra Mundial, pues China le compra a Taiwán cerca de la mitad de los semiconductores, indispensables para su producción tecnológica. En el 2021 compró $ 414.000 millones de chips de memoria, más del 16% del valor total de sus importaciones.
En octubre de 2022, el gobierno de Biden inició la guerra de chips contra China, implementando controles a la exportación de semiconductores. “El objetivo de esta política es acabar con los esfuerzos de China en inteligencia artificial y computación de alto rendimiento”, sostuvo. También incluyó en las listas negras de comercio e inversión a cientos de empresas chinas, prohibió hacer negocios con empresas tecnológicas chinas a cualquier compañía que utilice productos estadounidenses y presionó a los gobiernos de todo el mundo, para que impongan restricciones similares; en EEUU restringió el trabajo de estadounidenses y migrantes en empresas chinas de fabricación de chips.
Si con estas medidas, EEUU lograra que la industria electrónica china colapsara, este colapso conllevaría el colapso económico del resto del mundo, pues China es dueña del 16% del comercio mundial. Se pregunta: ¿Cavará EEUU su propia sepultura y se suicidará para matar a China imitando a Sansón? ¿La industria de tecnologías de la información estadounidense aceptará arruinarse, si así EEUU arruina la de China? ¿Aceptará la TSMC esta política agresiva de EEUU? ¿Se quedaría con los brazos cruzados la República Popular China? ¿Está EEUU en condiciones de llevar una guerra contra China? ¿Cuál sería la posición de Rusia en el caso de que se diera una guerra entre EEUU y China? Preguntas que son de respuesta compleja.
Por otra parte, los ministros de Finanzas del Grupo de los Siete, G7, se reunieron en una cumbre en la ciudad japonesa de Karuizawa, para buscar el modo de reducir su dependencia de los suministros de China y para que Pekín les ayude a resolver los problemas de la deuda mundial, ante la creciente preocupación sobre el riesgo de incumplimiento por Estados Unidos del pago de su deuda, lo que podría hundir los mercados financieros globales. Si bien Janet Yellen, secretaría del Tesoro, se unió a las conversaciones, el Presidente Biden canceló su viaje en un intento de resolver el problema del incumplimiento de pago de la deuda estadounidense.
Yellen reconoció en una reunión de líderes financieros del G7 que un posible ‘default’ de Washington desencadenaría una recesión mundial, “se correría el riesgo de socavar el liderazgo económico global de Estados Unidos y plantearía dudas sobre nuestra capacidad para defender nuestros intereses de seguridad nacional”, que si el Congreso no elevan el techo de la deuda, su país se quedaría a partir del 1 de junio sin opciones para cubrir sus obligaciones.
Resulta que el real peligro se genera en EEUU y el creciente riesgo se ha convertido en un dolor de cabeza para Japón, que es el mayor tenedor de deuda estadounidense. De esta manera, por estar EEUU en declive y plagado de problemas internos, no está guiando adecuadamente el orden mundial y, como resultado de este vacío, el mundo se dirige hacia un período de gran desorden.
Esto lo confirmó el Presidente Biden: “Si no pagamos nuestra deuda, el mundo entero estará en problemas… Nuestra economía entraría en recesión y nuestra reputación internacional se vería extremadamente dañada”. Biden no logró un acuerdo, pues los republicanos aceptarían aumentar el límite del endeudamiento si se hacen recortes de gastos, mientras que los demócratas quieren aumentar el límite sin condiciones.
El expresidente Trump exigió a los republicanos ser firmes con los demócratas. “Les he dicho que si los demócratas no aceptan los recortes masivos, ustedes tendrán que declarar el ‘default’, pues el gobierno gasta el dinero como marineros borrachos, y si ahora no se consigue los recortes y no se declara el ‘default’, se tendrá que declarar el impago más tarde, lo que sería un problema mayor. Nuestro país está muriendo, está siendo destruido por gente estúpida”.
¿Qué va pasar cuando EEUU no pueda subir el techo de su deuda? No se sabe porque hasta ahora lo ha subido y el efecto se conocerá cuando no lo logre hacer; puede ir desde graves disturbios internos y mundiales hasta la disolución de ese país.
El culpable de este embrollo fue denunciado por Thomas Jefferson, prócer de EEUU: “Yo pienso que la institución bancaria es más peligrosa que un ejército”. Se refiere a que la burbuja masiva, en la que se encuentra actualmente el mercado de EEUU, se debe al dinero que la FED ha impreso en exceso, lo que llevará a la economía de ese país al colapso. Muchos especialistas predicen que este año se va a dar el ‘apocalipsis financiero’, que en un futuro próximo seremos testigos de la caída de la bolsa mundial de valores, que se desplomará con efecto dominó y habrá un terremoto económico que se reflejará en todo el mundo, donde se desencadenará un pánico de proporciones históricas, igual a ver a un maremoto que va a arrasar con todo sin que se pueda hacer nada para impedirlo. ¿Será así? Amanecerá y veremos.
Rodolfo Bueno
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