Nicaragua en la mira de Washington: Prender fuego a la Catedral de Managua como “falso positivo”

El episcopado está listo para la guerra

Para entender lo que está pasando en América Latina hay que tener en cuenta a los gobiernos que se someten a Washington y los que no, los que se afirman como independientes y soberanos. Estos últimos son vistos como gobiernos recalcitrantes.

Washington no puede tolerar tal disidencia en su “patio trasero”: América Latina. El objetivo de Estados Unidos es acabar con los gobiernos que se atreven a asumirse como socialistas y antiimperialistas.

En la mayoría de los países a los que somete, entre ellos los del Grupo de Lima, Washington se impone sin que los gobiernos, las oligarquías nacionales y los episcopados hayan dicho o hecho algo al respecto. En cuanto a los pueblos de estos países, necesitan aprender a contar con ellos mismos si es que quieren liberarse de esta dependencia y fomentar su propio desarrollo.

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump (izquierda). Desde arriba: el ex presidente de Bolivia, Evo Morales, víctima de un golpe de Estado; el presidente venezolano Nicolás Maduro; y el presidente nicaragüense Daniel Ortega. Fuente: Los Angeles Times , 11 de noviembre de 2019

Por el momento, tres de estos pueblos han logrado resistir los numerosos intentos golpistas contra su independencia y soberanía: Cuba, Nicaragua y Venezuela. Recordemos el golpe de Estado en Chile, en 1973 y los de Brasil, en 1964, y Argentina, en 1976, así como el más reciente, el golpe de Estado en Bolivia, que aún no se ha consumado.

Se utilizan varios métodos para derrocar a los regímenes políticos con perfil socialista. Los últimos presidentes de Ecuador, Argentina, Brasil y Paraguay lo saben todo al respecto.

Los tres países, aún soberanos e independientes, Cuba, Venezuela y Nicaragua son objeto de hostigamiento político, económico y social. Las sanciones están aumentando, se están formando grupos terroristas bajo los auspicios de Washington. Se prometen millones de dólares para quienes logren eliminar o matar a los principales líderes de estos países.

Cuba tiene una larga historia de resistencia contra el hostigamiento por parte de Washington a través de su bloqueo económico y diversas sanciones. Durante mucho tiempo, el episcopado católico de Cuba ha sido los ojos y oídos de Washington en Cuba. Desde hace algún tiempo, sin embargo, su presencia ha sido más discreta. Por una parte, se cuida de no denunciar el bloqueo económico y todas las sanciones que han hecho cada vez más difícil la vida de los cubanos.

Venezuela tiene una historia de más de 20 años de resistencia a múltiples intentos de golpe. En este país, Washington puede contar plenamente con los buenos servicios del episcopado venezolano. Este último actúa y se comporta como una oposición real. Cabe señalar que sucedió lo mismo con el episcopado de Bolivia durante el reciente golpe de Estado.

Los obispos fueron los denunciantes del fraude electoral, sin jamás aportar una sola prueba. La historia ha revelado que no hubo fraude en las elecciones de noviembre pasado. Pero el episcopado no tomó nota, manteniendo su apoyo a los golpistas.

Nicaragua, por su parte, una vez más es blanco de un golpe. Hace unos días, R.I. llamó nuestra atención sobre el plan de Washington para llevar a cabo un “golpe” contra el gobierno de Daniel Ortega. Esta noticia coincidió con el incendio, en la Catedral de Managua, de la imagen de la sangre de Cristo de 300 años. Un hecho que fue denunciado de forma inmediata por el cardenal Leopoldo José Brenes Solórzano, quien lo atribuyó al gobierno de Daniel Ortega.

Se recordará que en 2018 este mismo cardenal había participado y apoyado durante meses las manifestaciones en las calles de la capital y en las distintas regiones del país. Rápidamente fueron identificados como parte de un intento de golpe, dirigidos por Washington. Desafortunadamente para ellos este golpe de Estado fracasó. El país ha recuperado la calma y las instituciones gubernamentales han operado sin obstáculos hasta el día de hoy.

Pero ahora con este incendio en la Catedral que el cardenal atribuye, sin pruebas, al gobierno, hay una nueva razón para relanzar las manifestaciones y sobredimensionar la “miseria” que el pueblo “padece” con este gobierno.

Por el momento, nadie sabe quién está detrás de este incendio. Todos pueden imaginar lo que quieran de acuerdo con sus intereses y objetivos. Al cardenal le conviene responsabilizar al gobierno de este sacrilegio. Para otros, especialmente luego de conocer el plan de Washington para derrocar al gobierno de Daniel Ortega, este incendio en la Catedral se convierte en un detonante de protestas y acusaciones de todo tipo contra el gobierno. Sería, lo que se llama en América Latina un “falso positivo”, provocado por Washington, pero atribuido al gobierno. El cardenal es el designado para encabezar esta campaña de denigración contra un gobierno que “no respeta” la fe religiosa del pueblo.

Según diversos analistas, si Ortega y su pueblo lograron derrotar el último intento de golpe (2018), podrán derrotar al próximo.

Oscar Fortin

5 de agosto de 2020

Nota del autor:

Para aquellos que quieran saber más sobre la visita del Papa Juan Pablo II a Nicaragua en abril de 2005, les remito a un excelente artículo, escrito por quien era, en ese momento, Ministro de Cultura, Ernesto Cardenal. El texto revela la complicidad del Vaticano y Washington para eliminar regímenes de tipo socialista.

Artículo original en francés:

Le Nicaragua dans la mire de Washington, publicado el 6 de agosto de 2020.

Traducido por Ariel Noyola Rodríguez para el Centro de Investigación Sobre Globalización (Global Research).

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