“Nosotros no queremos la guerra”

Ocupación israelí y colaboración

Amnistía Internacional afirmó el 10 de febrero de 2009 que desde el inicio de la guerra israelí contra Gaza las fuerzas de Hamás habían asesinado a una veintena de palestinos sospechosos de colaborar con Israel.

Toda exacción es chocante. Toda violencia ejercida por un ser humano contra otro ser humano es injustificable. Hay que rechazarla, luchar contra ella. Sin embargo, en este caso, ¿no hay que situar estos crueles actos en el contexto de una despiadada guerra asimétrica y empezar por designar a quienes están en el origen de estos horrores? ¿Acaso el verdadero culpable no es el ocupante israelí con su estrategia de divide y vencerás? La mayoría de los asesinatos de cuadros de la resistencia y civiles palestinos cometidos por el ejército israelí se ejecutan con la colaboración, contra natura, de algunos palestinos.

Por ello, mientras Israel no devuelva al pueblo palestino sus derechos y sus dignidad, existe el fuerte temor de que se vuelvan a producir actos de venganza y ajustes de cuentas.

Se trata de un fenómeno inquietante que, por desgracia, es inherente a la guerra pero que aquí adquiere unas dimensiones considerables debido a que las divisiones son profundas y a que los palestinos son muy pobres. Por consiguiente, a Israel le resulta fácil reclutar colaboradores.

Sean cuales sean las ejecuciones y las razones por las que se han hecho, son veinte muertos de más. Otros países han conocido este triste fenómeno en circunstancias análogas: en Francia, durante la Liberación, la depuración causó unos 11.000 muertos entre los colaboracionistas.

Estos palestinos que traicionan su causa trabajando para los servicios de información israelí constituyen un fardo muy pesado y doloroso para una población cautiva. Por lo tanto, conviene tener en cuenta el extremo peligro que Ia colaboración con el enemigo representa en un contexto de guerra u ocupación militar. Hemos preguntado a Raed, un residente de Beit Hanoun, cómo ha reaccionado la gente al saber que unos palestinos eran víctimas de los arreglos de cuentas entre palestinos.

Silvia Cattori: ¿Es cierto que, como ha informado Amnistía Internacional, Hamás ha matado a más de veinte colaboracionistas palestinos en Gaza durante esta última guerra?

Amnistía Internacional debería decir en qué contexto los resistentes de Hamás han matado a estas personas. No se trataba de ciudadanos ordinarios, sino de colaboracionistas con Israel, de traidores, de espías; personas muy peligrosas que trabajaban para ayudar a Ramala y a Israel a liquidar a la resistencia.

Amnistía Internacional debería decir en qué contexto preciso han sucedido estos actos, que no se trataba de ejecuciones y de persecuciones hechas en una situación normal, sino en el marco de una guerra de bombardeos en la que el ejército israelí hacía reinar el terror. Y en un momento en el que Israel necesitaba servirse de las indicaciones de espías para localizar a los cuadros de Hamás para poder liquidarlos lanzándoles misiles.

Todo ello ocurrió en un contexto de una guerra aterradora que, supongo yo, obligaba a los resistentes a deshacerse inmediatamente de los informadores al servicio de Israel o a neutralizarlos, lo mismo que de toda persona cuyo comportamiento pareciera sospechoso.

El 27 de diciembre, cuando los bombarderos israelíes arrasaron Gaza y en unos minutos mataron e hirieron a mil personas, hombres de Fatah salieron a la calle y empezaron a festejar y a repartir caramelos a la gente, como para decir que esta ataque de Israel era una liberación.

Estos espías a los que mató la resistencia estaban encarcelados cuando el 28 de diciembre, creo, Israel lanzó varios misiles sobre la cárcel en la que estaban para que pudieran escapar. Atraparon a entre 80 y 90, y se los entregaron Hamás. Mataron a muchos de ellos para evitar que se pasaran al campo enemigo: en aquellas circunstancias Hamás no tenía medio de tenerlos controlados.

Cuando los palestinos supieron que entre los huidos capturados y ejecutados estaban los tres hermanos de la familia Abu Ashbieh, hubo un sentimiento de alivio. Aunque a los palestinos de aquí no les gusten las ejecuciones, en general eso les dio seguridad porque en vida y libertad aquellas personas eran un amenaza. Su ejecución está relacionada con unas circunstancias particulares. Por lo tanto, las personas de Fatah de las que habla Amnistía Internacional eran unos traidores. En el pasado habían participado en asesinatos de los resistentes indicando a los militares israelíes dónde se encontraban.

Silvia Cattori: ¿Estos espías viven ocultos en un lugar preciso?

Los hay en cada barrio donde viven normalmente, con sus familias. Son personas que generalmente pertenecen al partido de Fatah y que durante años, al mando de Mohammed Dahlan, asesinaron y torturaron a muchos patriotas palestinos.

Cuando los policías de Hamás logran identificarlos la gente se siente aliviada. Estos espías causan graves problemas. Son personas muy peligrosas para el pueblo palestino. Algo parecido ocurre con los que colaboran con la Autoridad Palestina de Ramala: a continuación la Autoridad transmite a Israel las informaciones de estos espías.

Es importante que Hamás tenga controlados a estos espías. A causa de estos espías el ministro del Interior Saïd Siyam pudo ser localizado y asesinado por un misil israelí durante esta guerra; había hombres que lo seguían y que lo señalaron.

Vivimos en este contexto, tan traumático para nuestro pueblo. Amnistía Internacional no habla de ello, sino únicamente de aquello que tiende a designar a Hamás y a la resistencia como criminales, cuando los miembros de la resistencia están ahí para protegernos de lo peor.

Las venganzas en tiempo de guerra son lo que son, aunque no nos guste; tampoco nos gusta saber que estas personas traicionan a su pueblo. Por lo tanto, la represión que, por desgracia, ha afectado a algunas personas de Fatah aquí se considera algo necesario para nuestra supervivencia.

La guerra es algo terrible. Nosotros no queremos la guerra. Queremos vivir en paz. Queremos la unión entre los palestinos.

Silvia Cattori: ¿Hay algo de positivo en medio de este desastre que les ayude a mantener la moral?

Lo más positivo es que la resistencia se ha reforzado; los palestinos han demostrado de eran capaces de un inmenso espíritu de sacrificio. Esto es un sentimiento muy alentador, algo fuerte. Han demostrado que son capaces de un nivel de resistencia excepcional, un nivel que va más allás de todo lo esperable.

Los palestinos ha demostrado que estaban dispuestos a resistir hasta sacrificar sus vidas, sus casas, sus tierras. Lo han expresado por medio de su negativa a abandonar sus tierra hiciera lo que hiciera Israel. Uno se dice que si en 1948 los palestinos hubieran podido tener ese mismo estado de ánimo Israel nunca les hubiera podido echar de Palestina. A pesar de todas nuestras dificultades tenemos la moral alta porque no hemos capitulado. Ese lado es positivo.

Por supuesto, también ha habido el lado negativo. Los palestinos están sufriendo a causa de la devastación y de las privaciones en las que están sumidos. Están a la espera de lo que va a pasar. Las fábricas, las granjas están destruidas; zonas enteras han sido borradas, han aumentado el paro y la pobreza.

Antes de la guerra en Gaza había 27 cementeras. Los israelíes han destruido completa y deliberadamente 17 de ellas, lo mismo que la maquinaria y los camiones, así que las cementeras que quedan están paralizadas. Ahora prohíben la entrada de cemento. Por parte de Israel hay una voluntad de impedirnos reconstruir lo que él ha destruido.

Si tras todos estos sacrificios Israel sigue prohibiendo la entrada de mercancías y sigue encerrándonos, el resultado no estará a la altura del sacrificio. Será una catástrofe para todos nosotros.

Enlace con el original: http://www.mondialisation.ca/index.php?context=va&aid=12298

Traducido del francés para Rebelión por Beatriz Morales Bastos.

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