¡Desde Turquía con amor! ¿Otro ataque israelí a Siria?

El primer ministro Erdogan y su gobierno del Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP) tienen un historial de engaños, especialmente respecto a Israel y Siria.

Nadie debería sorprenderse al oír que Israel y Turquía están colaborando contra los sirios. Con el objetivo de reforzar el frente contra Siria, el presidente Obama incluso viajó a Israel en marzo de 2013 para mediar directamente a favor de un rápido acercamiento entre los gobiernos de Israel y Turquía. Después de un suave codazo público del gobierno de Obama, Israel y Turquía anunciaron que su altercado diplomático había terminado solo dos días después del aviso de la OTAN del 20 de marzo de 2013 de que había formulado planes de contingencia para operaciones en Siria. Incluso cuando las relaciones parecían públicamente agrias entre Ankara y Tel Aviv, los dos países mantuvieron vínculos militares y comerciales.

A pesar de que el primer ministro Erdogan criticó a Tel Aviv por atacar a Siria, los primeros frutos de la colaboración israelí y turca fueron visibles en mayo de 2013 cuando aviones de guerra israelíes atacaron una instalación de investigación militar siria en la ciudad de Jamraya con la aprobación de EE.UU. como admitió el presidente Obama en Telemundo. Inmediatamente después de los ataques israelíes los militares turcos e israelíes emprendieron ejercicios simultáneos en sus respectivas fronteras con Siria. Aunque las operaciones militares se presentaron como eventos no coordinados, Ankara y Tel Aviv se coordinaron en una postura militar contra Siria. Las acciones israelíes y turcas en sus fronteras con Siria apuntaban probablemente a impedir que Siria respondiera mediante intimidación. El gobierno turco también aplicó presión adicional a los sirios al culparlos por un ataque terrorista en la ciudad fronteriza turca de Reyhanli, que el grupo turco de hackers denominado “Redhack” reveló que era conocido previamente por la Inteligencia de la Gendarmería de Turquía.

¿Qué pasó en Latakia?

Precisamente cuando comenzó a ser evidente que EE.UU. y sus aliados se enfrentaban a serios reveses regionales en Medio Oriente y en el Norte de África, comenzaron a circular informes de una explosión en Latakia. Informes no verificados, originados en fuentes anónimas en Israel a principios de julio de 2013, comenzaron a afirmar que Tel Aviv había lanzado un ataque al puerto sirio de Latakia causando una explosión masiva. A medida que los rumores comenzaron a circular en los medios, se afirmó dudosamente que los ataques israelíes se lanzaron contra embarques de sistemas de defensa aérea S-300 fabricados en Rusia, que estaban siendo entregados a Siria por el Kremlin. Funcionarios estadounidenses entraron en escena filtrando deliberadamente más información sobre lo sucedido en Latakia al afirmar que Israel utilizó su fuerza aérea para bombardear el puerto y destruir un depósito militar repleto de misiles tierra-mar Yakhont fabricados en Rusia.

Entonces, el 15 de julio, Paula Slier de RT informó desde Tel Aviv de que Israel había atacado Latakia utilizando una base militar turca. Esto molestó al gobierno turco, que lo desmintió y dijo que cualquiera que hiciera las afirmaciones participaba en un “acto de traición”. Como respuesta al informe ruso, los funcionarios turcos aumentaron las apuestas al afirmar que los misiles tierra-mar rusos del puerto sirio estaban destinados a Hizbulá en el Líbano y que EE.UU. e Israel habían coordinado los ataques realizando reuniones en Turquía con las milicias antigubernamentales que operan en Siria. Uzi Mahnaimi complicó el asunto al informar a través de la prensa británica de que los ataques israelíes fueron lanzados desde el mar por un Dolphin construido en Alemania, lo que esencialmente vindicó a Turquía al refutar la afirmación de que los israelíes habían utilizado una base turca.

Hay que comprender que países como Turquía y Arabia Saudí ocultan su colaboración con Tel Aviv debido a la fuerte oposición de sus respectivas sociedades a la ocupación israelí de Palestina. También es importante señalar que un jet turco fue abatido en 2012 por Siria cuando seguía una ruta utilizada por jets israelíes cerca de la frontera siria-turca. El uso de esa ruta aérea por parte de Tel Aviv nunca fue realmente cuestionado por Turquía. También forma parte de un importante modelo que muestra cuán cercanas son las tácticas utilizadas por Israel y Turquía contra Siria.

¡De Turquía con amor! (Por primera vez)

El 22 de junio de 2012 un cazabombardero Phantom F-4 turco de Malatya en Turquía fue derribado en el espacio aéreo sirio. Hubo informes conflictivos sobre la suerte de los pilotos. Los medios turcos informaron de que fueron rescatados, mientras fuentes sirias afirmaban que habían sido capturados. No obstante, se informó de que los hallaron muertos atrapados bajo los restos del jet casi dos semanas después.

Tal vez fue una sorpresa para muchos que los gobiernos sirio y turco realizaran una búsqueda conjunta y esfuerzos de rescate para encontrar los restos del avión y a los dos pilotos. Damasco incluso permitió que las unidades turcas de rescate entraran en las aguas territoriales turcas y propuso que se formara un comité militar conjunto sirio-turco para investigar lo que realmente ocurrió. Siria incluso estuvo dispuesta a disculparse ante Turquía y argumentar que sus tropas pensaron que el avión de guerra turco era un jet israelí que estaba violando el espacio aéreo sirio.

Inicialmente fue obvio que el gobierno turco no sabía cómo reaccionar e hizo varias declaraciones contradictorias. Erdogan incluso llegó a decir que no sabía si los sirios habían derribado el avión y que estaba esperando información precisa sobre el incidente. Finalmente, Ankara afirmó que el jet turco fue derribado por los militares sirios sin ninguna advertencia en el espacio aéreo internacional sobre el mar Mediterráneo. Más adelante, la red Al-Arabiya de propiedad saudí –la Fox News del mundo árabe– afirmó que los dos pilotos turcos fueron ejecutados por los sirios y que sus cuerpos fueron colocados bajo los escombros por instrucciones del gobierno ruso, que también ordenó a Damasco que se disculpara y luego trató de controlar todo el evento.

Lo que tomó por sorpresa a los turcos, y a la OTAN, fue el hecho de que los sirios habían detectado el caza bombardero F-4. En realidad el jet turco estaba espiando a Siria en una misión de inteligencia, realizando trabajo de reconocimiento a baja altitud y probando los sistemas de defensa aérea de Siria. Por eso el gobierno turco cambió rápidamente su posición varias veces. Esperando que le descubrieran primero pretendió que no estaba involucrado. Al principio los funcionarios turcos hablaron del accidente como si hubiera sido un error. Incluso admitieron que el avión turco había cruzado al espacio aéreo sirio, pero dijeron que había sido un simple accidente durante una misión de entrenamiento. Sin embargo, cuando Damasco no dijo nada, Erdogan y su gobierno comenzaron a culpar duramente a los sirios de una agresión injustificada.

Los sirios respondieron a las mentiras de Ankara basándose en hechos técnicos. Desde un punto de vista técnico la historia del gobierno turco de que el jet de Ankara había sido derribado por los militares sirios mientras volaba fuera del espacio aéreo sirio sobre el mar Mediterráneo era imposible. La razón era que el avión de guerra turco fue derribado por una ametralladora de la artillería antiaérea, que con un alcance máximo de 2,5 kilómetros solo puede operar desde tierra y opera sobre la base de confirmación visual. Habría sido imposible que los sirios utilizaran la ametralladora antiaérea para atacar al jet turco si hubiera estado en el espacio aéreo internacional, porque estaba fuera de alcance. En su lugar los sirios hubieran tenido que utilizar misiles tierra-aire. Además Siria incluso advirtió a la OTAN en su conjunto, después de que Turquía convocase una reunión consultiva de la OTAN según el Artículo 4 del Tratado de Washington, de que ni pensara en violar el espacio aéreo, las aguas territoriales o las fronteras del país.

Muchas de las tácticas que fueron utilizadas contra los libios por Turquía y la OTAN se han reciclado contra los sirios. La misión espía turca fracasada de la OTAN en 2012 fue en realidad una repetición de lo que sucedió en Libia en 2011. Un piloto sirio había desertado volando con su jet desde Al-Dumayr, al noreste de Damasco, a la Base Aérea Rey Hussein de Jordania en Mafraq el 21 de junio de 2012. El piloto sirio, el coronel Al-Hamadeh, incluso envió su familia de Siria a Turquía antes de desertar. Desde Jordania sus códigos de vuelo del jet sirio fueron entregados a la OTAN para disfrazar u ocultar sus unidades aéreas como sirias. Los militares turcos y la OTAN habían tratado de disfrazar el cazabombardero Phantom F-4 turco como un jet sirio utilizando los códigos robados. Los sirios, sin embargo, sabían lo que había sucedido antes en Libia cuando dos aviones de guerra libios desertaron a Malta y entregaron sus códigos de vuelo militares a la OTAN, que los utilizó meses más tarde cuando atacó a Libia como un medio de evitar su sistema de defensa aérea.

Las manos sucias del AKP

El AKP tiene manos sucias y ha tratado de ocultar muchas de sus actividades a sus propios ciudadanos. Cuando algunos miembros de los medios turcos informaron en 2012 de que un jet militar turco podría haber estado involucrado en operaciones contra Siria, el gobierno del AKP inició una campaña muy agresiva para censurarlos. El gobierno turco comenzó a preparar nuevas leyes para los medios con el fin de impedir las críticas al gobierno turco y Erdogan calificó de “traidores” y “enemigos del Estado” al periódico turco Cumhuriyet y a cualquiera que se atreviera a cuestionar la narrativa oficial suministrada por su gobierno.

No se puede culpar a los escépticos por pensar que la historia del ataque militar israelí en Latakia se amañó para disfrazar el miserable fracaso del proyecto de Washington del cambio de régimen sirio, los crecientes temores por el ambiente regional y la decadencia regional de la Hermandad Musulmana. A pesar de los desmentidos de Ankara, la revelación de la participación turca en los eventos que tuvieron que ver con Latakia lleva a los diferentes protagonistas involucrados a hablar más. Hay que recordar que el primer ministro Erdogan y el gobierno del AKP en Turquía tienen un historial de engaños, especialmente con respecto a la cooperación de Turquía con Israel y la agresión de su gobierno a los sirios. En este contexto, la noticia de que Israel utilizó una base turca contra Siria para evitar que le detectaran tampoco debería constituir una sorpresa. Los militares israelíes y turcos incluso usaron los mismos enfoques tácticos respecto a la entrada en el espacio aéreo sirio desde la costa noroccidental de la República Árabe Siria.

Las cosas se aclararán cuando más gobiernos, si lo hacen, empiecen a hablar abiertamente de los eventos ocurridos en Latakia. Solo entonces podrá aparecer un cuadro claro de lo que sucedió realmente. No obstante, no debe haber ninguna confusión sobre el hecho de que en realidad la alianza israelí-turca nunca terminó y que Israel y Turquía son compañeros de lucha contra los sirios.

 

Mahdi Darius Nazemroaya es sociólogo e investigador asociado del Centre for Research on Globalization (CRG), con sede en Montreal. Está especializado en temas de Oriente Próximo y Asia Central. Ha sido colaborador e invitado en las discusiones sobre Oriente Medio en numerosos programas y redes internacionales como Al Jazeera, Press TV y Russia Today. Permaneció en Libia durante la campaña de bombardeos de la OTAN, informando desde allí para varias cadenas de noticias. También es corresponsal especial de Flashpoints, un programa con sede en Berkeley, California. Sus artículos se han publicado en más de diez idiomas. Escribe también para la Strategic Culture Foundation de Moscú.

Traducido para Rebelión por Germán Leyen.

Este artículo se publicó originalmente en RT Op-Edge.

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Sobre el Autor

An award-winning author and geopolitical analyst, Mahdi Darius Nazemroaya is the author of The Globalization of NATO (Clarity Press) and a forthcoming book The War on Libya and the Re-Colonization of Africa. He has also contributed to several other books ranging from cultural critique to international relations. He is a Sociologist and Research Associate at the Centre for Research on Globalization (CRG), a contributor at the Strategic Culture Foundation (SCF), Moscow, and a member of the Scientific Committee of Geopolitica, Italy.

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