Pandemia del coronavirus y guerra comercial de Trump contra China

Dependencia de Estados Unidos de lo "Hecho en China" podría paralizar la economía

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En términos de la “economía real”, China es el país con la economía más grande del mundo, superando por mucho a Estados Unidos.

Introducción

Durante varios años, Estados Unidos ha amenazado a China con la imposición de sanciones comerciales. Al comienzo de la administración Trump, en enero de 2017, Washington no solo contempló medidas comerciales punitivas, sino que también pidió “una investigación sobre las prácticas comerciales de China” relacionadas con supuestas violaciones de los derechos de propiedad intelectual de Estados Unidos.

Luego, vinieron nuevas amenazas de “imponer aranceles elevados a las importaciones chinas [provenientes de Estados Unidos], rescindir las licencias para que las empresas chinas realizaran negocios en Estados Unidos…”. Y luego, en septiembre de 2019, “la administración Trump promulgó aranceles sobre las importaciones chinas por aproximadamente 112,000 millones de dólares“.

La comprensión de las dimensiones geopolítica y estratégica es crucial. El conflicto con China no se limita solamente al comercio bilateral. La retórica política del presidente Trump contra China se ha vuelto cada vez más agresiva. El objetivo abierto de Washington es descarrilar la Iniciativa de la Franja y la Ruta (OBOR, por sus siglas en inglés) de China, que consiste en desarrollar relaciones comerciales con un gran número de países socios en las principales regiones del mundo.

Washington considera que la Iniciativa de la Franja y la Ruta de China basada en la integración económica de Eurasia representa un desafío para los intereses hegemónicos de Estados Unidos.

“Con el tiempo, la Iniciativa de la Franja y la Ruta podría amenazar los cimientos de la hegemonía posterior a la Segunda Guerra Mundial de Washington”, (Thomas P. Cavanna, The Diplomat).

La hegemonía estadounidense se apoya en la militarización de vías fluviales de carácter estratégico en los mares del Este y Sur de China, y de numerosas bases militares ubicadas cerca del gigante asiático.

Paradójicamente, la ola de amenazas del presidente Donald Trump, estuvo acompañado de negociaciones comerciales bilaterales aparentemente “constructivas” que condujeron a la firma de la Primera Fase de un Acuerdo Económico y Comercial detallado y completo entre Estados Unidos y China a mediados de enero de 2020, al comienzo de la pandemia del coronavirus en China.

De acuerdo con Estados Unidos los analistas firmaron este histórico Acuerdo el 15 de enero de 2020 que “con suerte marcaría el comienzo del fin de la guerra comercial“.

Pero eso no sucedió.

Relaciones sino-estadounidenses y la pandemia del coronavirus

Dos semanas después de la firma del Acuerdo, la administración Trump anunció la reducción de los viajes aéreos con China, medida que se vio acompañada por la interrupción del transporte y las relaciones comerciales con China, con fuertes repercusiones para el sector manufacturero de exportación de Pekín.

La decisión de Trump del 31 de enero de 2020 fue tomada inmediatamente después de que el director general de la OMS (Organización Mundial de la Salud) declarara una Emergencia de Salud Pública de Preocupación Internacional (PHEIC, por sus siglas en inglés) (el 30 de enero de 2020). En muchos sentidos, esto fue un acto de “guerra económica” contra China.

Y luego, después de la decisión del 31 de enero de Trump de reducir los viajes aéreos y el transporte a China, se lanzó una campaña en los países occidentales contra China y los grupos étnicos. The Economist informó que “el coronavirus propaga el racismo contra y entre los grupos étnicos chinos”.

“La comunidad china de Gran Bretaña enfrenta racismo por el brote del coronavirus”

Según The South China Morning Post (Hong Kong):

“Las comunidades chinas en el extranjero se enfrentan cada vez más al abuso y la discriminación racistas en medio del brote del coronavirus. Algunas personas de etnias chinas que viven en el Reino Unido dicen que experimentaron una creciente hostilidad debido al virus mortal que se originó en China”.

Y este fenómeno ocurrió a lo largo y acho de la Unión Americana.

Barrio chino, San Francisco

Comercio entre Estados Unidos y China. La dependencia de Estados Unidos hacia lo “Hecho en China”

Si bien China es víctima de aranceles, restricciones comerciales, ya no mencionemos las “amenazas veladas”, lo que la administración Trump no comprende es que Estados Unidos depende en gran medida de las importaciones de productos básicos desde China.

La verdad impronunciable es que Estados Unidos es una economía impulsada por las importaciones pues tiene una base industrial y manufacturera débil, que depende en gran medida de las importaciones procedentes de China. A pesar del dominio financiero de Estados Unidos y el gran poder del dólar, posee serias fallas en las estructuras de su “economía real”, por ejemplo, el cierre de fábricas y deterioro de su infraestructura tanto física como social.

Esta estructura económica impulsada por las importaciones tiene una larga historia detrás. Fue el resultado de las políticas estadounidenses formuladas a fines de los años setenta y principios de los ochenta para deslocalizar una gran parte de su base industrial a lugares de “bajo costo” en China, incluidas las Zonas Económicas Especiales (ZEE) (creadas en 1979) y las “zonas de desarrollo”. O las “áreas comerciales especiales” (establecidas en 14 ciudades costeras designadas en 1984).

Gran parte de la manufactura estadounidense fue reubicada, a lo que le siguió la relocalización de varios sectores de producción de alta tecnología.

Alta tecnología

Estados Unidos ya no posee la hegemonía en la producción de alta tecnología y propiedad intelectual. En el transcurso de la última década, China ha consolidado su posición. Actualmente Pekín lidera varios rubros de desarrollo y producción de alta tecnología que dependen de la propiedad intelectual china.

Inevitablemente esto ha tenido repercusiones en el Silicon Valley de California, la que alguna vez fue la cuna próspera de industrias de alta tecnología y laboratorios de investigación.

Se ha desarrollado una relación contradictoria en la que Estados Unidos no solo depende de los productos manufacturados importados “Hechos en China”, sino que Pekín ha superado a Washington en varios rubros de alta tecnología, incluida la industria de las telecomunicaciones y el sistema 5G:

Todos esto generó que Washington y sus aliados estén buscando someter a las compañías de telecomunicaciones chinas. Huawei es el mayor fabricante de equipos de telecomunicaciones del mundo y el segundo mayor fabricante de teléfonos inteligentes. También produce chips de alta calidad. Es patético que una empresa de alta tecnología tan completa [Huawei] sea acusada y socavada. Estados Unidos busca alcanzar sus objetivos políticos por medios judiciales (Global Times, 17 de enero de 2019)

Según la Wharton Business School (Universidad de Pennsylvania, énfasis añadido):

“El sector tecnológico de China ha crecido tan rápidamente en las últimas dos décadas que está empujando a Estados Unidos fuera de su posición de larga data en la cima de la cadena alimentaria digital. Los avances de compañías como Huawei, WeChat, Baidu, Tencent y otros están ayudando a la economía china a crecer a un ritmo sin precedentes e influyendo en la economía global. China y Estados Unidos están luchando por ser líderes en tecnología 5G, una pelea que al parecer las compañías tecnológicas chinas están ganando.

Según la autora Rebecca Fanning, “Estados Unidos necesita una política que pueda abordar desarrollo tecnológico de China”. Parece que la “política” contemplada por Washington excluye la noción de “aceptación” del liderazgo de China en varios rubros de alta tecnología.

“China tiene directivas gubernamentales de arriba hacia abajo que impulsan al país hacia adelante en todo tipo de sectores tecnológicos. El plan ‘Made in China 2025’ ha establecido períodos de tiempo en los que China va a liderar globalmente en ciertos sectores, y Estados Unidos realmente no tiene nada comparable a eso”. (Entrevista de Wharton School, énfasis añadido)

El plan “Made in China 2025” (中国 制造 2025) lanzado por primera vez por Pekín en mayo de 2015, consiste básicamente en apoyar a los sectores de alta tecnología y, al mismo tiempo, mejorar la base industrial de China en la fabricación. La agenda ‘Made in China 2025’ también “destaca la fabricación ecológica, el ahorro de energía y los vehículos con energías de nueva generación, la fabricación de equipos de alta gama, incluida la nueva tecnología de la información y la robótica…” (Global Times, 20 de mayo de 2015)

“Hecho en China”: El comercio minorista de Estados Unidos

Imaginemos lo que sucedería si el presidente Trump decidiera de un día para otro reducir significativamente las importaciones estadounidenses “Hechas en China”. Sería absolutamente devastador, sería dinamitar la economía del consumidor, generando un caos económico y financiero.

Gran parte de los productos que se exhiben en los centros comerciales de Estados Unidos, incluidas las principales marcas, están “Hechos en China”.

“Hecho en China” domina también la producción de una amplia gama de insumos industriales, maquinaria, materiales de construcción, automóviles, piezas y accesorios, etc., sin mencionar la enorme subcontratación de empresas chinas a cargo de conglomerados estadounidenses.

Lo que la administración Trump no comprende es cómo el déficit comercial de Estados Unidos finalmente beneficia a la economía norteamericana. Contribuye a mantener la economía minorista y sustenta el crecimiento del PIB.

“Hecho en China” es la columna vertebral del comercio minorista que soporta el consumo de los hogares en casi todas las categorías de productos básicos: ropa, calzado, hardware, productos electrónicos, juguetes, joyas, accesorios para el hogar, alimentos, televisores, teléfonos móviles, etc.

Si no, bastaría con preguntar al consumidor estadounidense: La lista es larga. “China fabrica 7 de cada 10 teléfonos celulares vendidos en todo el mundo, así como 12,500 millones de pares de zapatos” (más de 60% de la producción total). Además, China produce más de un 90% de las computadoras del mundo y un 45% de la capacidad de construcción naval (The Atlantic, agosto de 2013).

Es la fuente de enormes ganancias y riqueza en Estados Unidos. Los productos de consumo importados de la economía de “bajo costos” de China se venden a menudo a un precio hasta 10 veces más bajo de su precio de fábrica. Este proceso crea un “valor agregado” que luego produce un aumento del PIB.

En una amplia gama de actividades económicas, la producción no tiene lugar en Estados Unidos. Los empresarios han abandonado la producción.

El déficit comercial de Estados Unidos con China es fundamental para impulsar la economía de consumo impulsada por las ganancias que, a su vez, depende de los bienes de consumo “Hechos en China”.

Estudios de caso sugieren que las importaciones de China provocan un aumento en el valor agregado en Estados Unidos de entre 8 y 10 veces el precio de fábrica de los productos importados. Lo que esto significa es que una gran parte del crecimiento del PIB de Estados Unidos es atribuible a la producción fuera de su propio territorio, a saber, China. Sin las importaciones chinas, el crecimiento del PIB de Estados Unidos se vería socavado de forma inevitable.

Lo que esto significa es que, en términos de “economía real”, China es la economía nacional más grande del mundo.

Los responsables políticos chinos son plenamente conscientes de que la economía de los Estados Unidos depende en gran medida de lo “Hecho en China”.

Trump: Un “tigre de papel”. ¿Cómo afecta la crisis del coronavirus a las relaciones entre Estados Unidos y China?

Con un mercado interno de más de 1,400 millones de personas, junto con la Iniciativa de la Franja y la Ruta y un mercado de exportación boyante, las “amenazas veladas” del presidente Trump no siempre se toman en serio. En este sentido, Trump es “un tigre de papel”. En palabras de Mao Zedong:

“Ahora el imperialismo estadounidense es bastante poderoso, pero en realidad … no hay nada que temer, es un tigre de papel. Exteriormente, es un tigre, pero está hecho de papel, incapaz de soportar el viento y la lluvia … (El imperialismo estadounidense es un tigre de papel, Obras escogidas, 1951).

Crisis del comercio bilateral

Las importaciones estadounidenses desde China han disminuido significativamente como resultado de la pandemia, los impactos en el comercio minorista estadounidense son potencialmente devastadores. En esta revisión, debemos distinguir entre los siguientes factores:

1) La interrupción del comercio provocada por factores económicos (producción, líneas de suministro, transporte internacional causados ​​por la crisis del coronavirus. Este proceso de interrupción se inició a fines de enero y principios de febrero).

2) La interrupción es de naturaleza política y geopolítica, relacionada en gran medida con las acusaciones y amenazas de la administración Trump, alegando que China es responsable de “propagar el virus”. Estas acusaciones comenzaron en abril. Al momento de escribir este artículo, no hay evidencia de que las acusaciones del presidente Trump tengan relación con las cifras del comercio de productos básicos de abril analizadas a continuación. En abril, la tendencia marcaba una recuperación del comercio entre Estados Unidos y China.

Interrupción del comercio de productos básicos entre Estados Unidos y China

Es difícil evaluar las implicaciones de las acusaciones recientes de Trump. A pesar de las amenazas más recientes, se firmó el acuerdo comercial bilateral entre Estados Unidos y China del 15 de enero de 2020.

Datos de 2018 y 2019

Las importaciones estadounidenses desde China fueron del orden de 452,243 millones de dólares. Por el contrario, las exportaciones estadounidenses a China fueron del orden de 106,627 millones de dólares, lo que refleja una disminución significativa en el comercio bilateral entre Estados Unidos y China en comparación con 2018.

En 2019 el déficit comercial de Estados Unidos con China alcanzó la asombrosa cifra de 345,617 millones de dólares.

Enero-abril 2020

Las cifras mensuales disponibles para 2020 sugieren una disminución sustancial en las importaciones (por mes) de productos estadounidenses desde China (en relación con 2019): una disminución del 28,3% (promedio durante los primeros tres meses de 2020 en relación con los primeros 3 meses de 2019), en gran parte atribuible a la crisis del coronavirus.

¿Cuáles son las perspectivas? La disminución de las importaciones de Estados Unidos desde China durante el mes de marzo fue de un asombroso 36,5% en relación con marzo de 2019.

¿Esta cifra indicaría el colapso del comercio entre Estados Unidos y China?

Si bien la economía de exportación de China está en proceso de “normalización” a raíz de la pandemia, las confrontaciones políticas, incluidas las acusaciones dirigidas contra China por el presidente Trump, podrían conducir a una “caída” en el comercio bilateral.

Además, según las cifras citadas por The Financial Times (atribuibles a la profunda crisis financiera que comenzó en febrero de 2020), el valor de los proyectos de inversión chinos recién anunciados en Estados Unidos ha disminuido en aproximadamente un 90%: 200 millones de dólares en el primer trimestre de 2020, por debajo de un promedio de 2,000 millones de dólares por trimestre a lo largo de 2019.

“La inversión directa china en Estados Unidos se situó en los 5,000 millones de dólares, una ligera caída en comparación con los 5,400 millones de 2018 y muy por debajo de los 45,000 millones de dólares durante 2016, cuando las empresas chinas eran mucho más libres de adquirir contrapartes estadounidenses”.

Sin embargo, lo que es significativo es que las exportaciones totales de China (dólares) en abril aumentaron un 3,5% (en relación con abril de 2019), según datos de la Administración General de Aduanas de China publicados a principios de mayo. Si bien estas cifras reflejan una recuperación del comercio global de exportación de China, las exportaciones de Pekín a los Estados Unidos en abril experimentaron una disminución significativa, un 7,9 por ciento.

Se ha producido un importante redireccionamiento de las exportaciones de China:

Un aumento general de un 3,5% de las exportaciones junto con una disminución de un 7,9% en las exportaciones a Estados Unidos, lo que inevitablemente tendrá un impacto perjudicial en la economía norteamericana.

En abril las exportaciones a Estados Unidos fueron del orden de 32,060 millones (en comparación con los 34,798.9 millones de abril de 2019). En contraste, compensando la disminución de las exportaciones a Estados Unidos, el comercio euroasiático de China se recuperó.

Las importaciones totales de China en abril de 2020 cayeron un 14,2% en relación con el mismo período de 2019. El superávit comercial de China para el mes de abril alcanzó la asombrosa cifra de 45,340 millones de dólares.

China, vista como “amenaza” por la Casa Blanca de Trump

¿Cómo evolucionarán las relaciones entre Estados Unidos y China?

El presidente de Estados Unidos no solo está culpando a China por la pandemia del coronavirus sin evidencia alguna, su recién nombrado representante del Director de Inteligencia Nacional (DNI, por sus siglas en inglés), John Ratcliffe, declaró en la audiencia de ratificación del Senado de Estados Unidos:

“Veo a China como la mayor amenaza en este momento”

“Mire con respecto al COVID-19 y el papel que juega China; la carrera 5G; los problemas de seguridad cibernética: Todos los caminos conducen a China ”, dijo al panel. (énfasis añadido)

A lo que el Comité del Senado le pidió que aclarara:

“Si iba a politizar los asuntos de Inteligencia para mantener feliz al presidente”.

¿Este nombramiento tiene relación con el futuro de las relaciones entre Estados Unidos y China?

El 21 de mayo, Ratcliffe fue nominado como director de Inteligencia Nacional con el mandato de “contrarrestar las amenazas de las grandes potencias” en nombre de la Casa Blanca de Trump.

El director de Inteligencia Nacional supervisa y coordina 16 cuerpos de inteligencia, incluidos la Agencia Central de Inteligencia (CIA, por sus siglas en inglés), la Agencia de Seguridad Nacional (NSA, por sus siglas en inglés) y la división de contrainteligencia del FBI.

El director de Inteligencia Nacional tiene vínculos con la Casa Blanca. Si bien coordina diversas entidades de Inteligencia, no es una agencia de inteligencia. Las declaraciones del director son más de naturaleza política. ¿Serán utilizadas las declaraciones de Ratcliffe para apoyar la campaña electoral de Trump?

Michel Chossudovsky

Michel Chossudovsky: Profesor emérito de Economía de la Universidad de Ottawa, es fundador y director del Centro de Investigación sobre la Globalización (Global Research). Sus escritos se han publicado en más de 20 idiomas, es un activista antiglobalización y antibélico. Ha actuado como profesor visitante en organizaciones académicas en Europa occidental, América Latina y el Sudeste asiático, además de asesor de gobiernos en países en desarrollo y consultor de organizaciones internacionales como el programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). Ha sido galardonado con la Medalla de Oro de la República de Serbia por sus escritos sobre la guerra de agresión de la OTAN contra Yugoslavia (2014).

Artículo original en inglés:

The Corona Pandemic and Trump’s Trade War against China: America’s Dependence on “Made in China”. Potential Disruption of the US Economy, publicado el 14 de junio de 2020.

Traducido por Ariel Noyola Rodríguez para el Centro de Investigación sobre la Globalización (Global Research).

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Sobre el Autor

Michel Chossudovsky is an award-winning author, Professor of Economics (emeritus) at the University of Ottawa, Founder and Director of the Centre for Research on Globalization (CRG), Montreal, Editor of Global Research.  He has taught as visiting professor in Western Europe, Southeast Asia, the Pacific and Latin America. He has served as economic adviser to governments of developing countries and has acted as a consultant for several international organizations. He is the author of eleven books including The Globalization of Poverty and The New World Order (2003), America’s “War on Terrorism” (2005), The Global Economic Crisis, The Great Depression of the Twenty-first Century (2009) (Editor), Towards a World War III Scenario: The Dangers of Nuclear War (2011), The Globalization of War, America's Long War against Humanity (2015). He is a contributor to the Encyclopaedia Britannica.  His writings have been published in more than twenty languages. In 2014, he was awarded the Gold Medal for Merit of the Republic of Serbia for his writings on NATO's war of aggression against Yugoslavia. He can be reached at [email protected]

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