Paraguay: incertidumbre en la recta final de la campaña electoral

El domingo 30 de abril se realizarán en Paraguay los comicios generales, en las que se elegirá presidente, pero además se renovarán los 45 escaños del Senado, los 80 de la Cámara de Diputados, los gobernadores de los 17 departamentos del país, así como todas las juntas departamentales.

En la recta final

Si bien las encuestas de intención de voto son poco fiables, está más que claro que la disputa por suceder al actual mandatario, Mario Abdo Benítez, se reduce a dos nombres: Santiago Peña, candidato del oficialista Partido Colorado, y Efraín Alegre, dirigente del Partido Liberal Radical Auténtico, histórico adversario de los colorados.

En Paraguay no existe la instancia de balotaje, de modo que quien se imponga en cantidad total de votos asumirá la Presidencia del país el 15 de agosto. Desde 1954 el Partido Colorado (ANR) ha gobernado Paraguay, con la excepción de la gestión de Fernando Lugo, quien estuvo al frente del Ejecutivo entre 2008 y 2012 y fue depuesto por un juicio político parlamentario.

En esta ocasión, el candidato de la ANR es Santiago Peña, quien fuera ministro de Hacienda durante el mandato de Horacio Cartes y es considerado, a todos los efectos, el candidato del “cartismo”, un ala de la ANR muy enfrentada a la facción colorada del actual presidente, Mario Abdo Benítez.

Su campaña de Peña se ha enfocado en el combate a la inseguridad y la defensa de los valores tradicionales de la familia. Debido a las sanciones financieras que pesan sobre Horacio Cartes, presidente del partido e investigado en Estados Unidos por hechos de corrupción, Peña ha tenido que enfocar su campaña a su amplísima interna partidaria (el Partido Colorado cuenta con un poder territorial muy importante en el país), renunciando en parte a alcanzar al electorado no coloradista.

Efraín Alegre, representante de la Concertación para un Nuevo Paraguay, una alianza de 14 partidos y organizaciones opositoras es la esperanza opositora. Su elemento aglutinante es poner fin al monopolio político colorado. Alegre es presidente del Partido Liberal Radical Auténtico, el principal partido de oposición, con amplia implantación territorial. Fue ministro de Obras Públicas durante la presidencia de Fernando Lugo.

Ahora apuesta a una campaña que llama al voto transversal del cambio, con  posibilidad de lograr la movilización necesaria para vencer al duro suelo electoral colorado. Esta es la tercera oportunidad en que Alegre se presenta como candidato presidencial: las anteriores veces se ubicó en la segunda posición, con 37,11 % (2013) y 43,04 % (2018).

Alegre lleva como candidata a la vicepresidencia a Soledad Núñez, en un intento de captar voto de centro y centro-derecha urbano. Núñez fue directora de la ONG Techo y se desempeñó como secretaria nacional de la Vivienda y el Hábitat durante el gobierno colorado de Cartes.

La lista de Alegre es apoyada por el expresidente Fernando Lugo, quien encabeza la lista al Senado del Frente Guasú (FG), histórica formación de la izquierda paraguaya, que presenta lista al Legislativo, pero no a las presidenciales, y sus miembros se han dividido respecto a esta elección.

El sector de Lugo, en el que destacan el excandidato vicepresidencial Leo Rubín, y la exministra de Salud, Esperanza Martínez, apoyan a Efraín Alegre, mientras que el senador del FG Jorge Querey, se presenta como fórmula vicepresidencial del candidato Euclides Acevedo (excanciller colorado). Esta propuesta difícilmente alcance los cinco puntos porcentuales, según las estimaciones de las últimas encuestas. La última encuesta publicada por Atlas,  ubica primero a Efraín Alegre con 38 % y segundo a Santiago Peña, que tendría 36 %. A su vez, un 54 % declara que preferiría que el próximo presidente fuera de la Concertación, mientras que sólo un 35,8 % prefiere un presidente colorado. Para la encuestadora Datos, Alegre estira las diferencias y se posiciona con 40,5 % de intención de voto, con una diferencia de cinco puntos por encima del candidato oficialista Santiago Peña (35,5 %).

El analista Sergio Rodríguez advierte un clima donde la injerencia de Estados Unidos en el asuntos internos del país se ve como algo normal. Ambos candidatos presidenciales se reunieron por separado con el embajador de Estados Unidos Marc Ostfield y publicaron ostensiblemente las fotos del encuentro. Ambos son candidatos del sistema y aliados de Estados Unidos, de manera tal que esta acción no se entiende como injerencia.

El 26 de enero pasado Estados Unidos impuso sanciones económicas al vicepresidente de Paraguay Hugo Velázquez y al expresidente Horacio Cartes por «corrupción», tras haberles vetado la entrada al país hace meses.

Tal como ocurrió en Honduras con el expresidente Juan Orlando Hernández, Washington sostuvo sus candidaturas, las apoyó soslayando las acusaciones de organizaciones internacionales independientes, para después arremeter contra ellos cuando ya no les sirven para su arremetida conservadora y contraria a los intereses de los pueblos, añade Rodríguez.

 Un poco de historia

Los colorados ocupan hoy la jefatura del Estado, a cargo de Mario Abdo Benítez. Y así lo han hecho durante 76 años. Desde 1947, los colorados han gobernado el país –tanto bajo gobiernos civiles como militares—, siendo también el soporte político de la dictadura de Alfredo Stroessner (1954-1989). El actual presidente Abdo Benítez, es, de hecho, el hijo del secretario privado de Stroessner y fue criado al amparo de la dictadura.

El poder de los colorados sólo mermó en 2008, cuando se produjo un breve período de alternancia tras el triunfo del obispo progresista Fernando Lugo, pero esta experiencia fue interrumpida abruptamente en 2012 mediante un procedimiento parlamentario de destitución exprés que estuvo plagado de irregularidades.

El camino de elección del candidato colorado no fue fácil, en tanto el partido vive una división entre dos de sus principales referentes: el actual presidente Abdo Benítez y el exmandatario Horacio Cartes. Las acusaciones entre las dos principales figuras coloradas han sido explícitas y se han centrado en diversas denuncias de corrupción.

Abdo Benítez ha insistido en que Cartes hace política gracias a su dinero “proveniente del contrabando”, sobre todo de cigarrillos -algunos le adicionan las drogas-, mientras que Cartes a afirma que el actual presidente dirige una campaña en su contra que ha redundado en una serie de sanciones impuestas por Estados Unidos. Tanto Abdo Benítez como Cartes se ubican en la derecha

El expresidente Cartes, impulsor de la campaña de Peña, tiene un historial complejo. En junio de 2022 fue acusado por Estados Unidos de obstruir una investigación internacional sobre el crimen organizado (presuntos lavado de activos y conexión con organizaciones terroristas).

La sanción implica la no admisibilidad del afectado y de sus familiares más cercanos en territorio estadounidense. Meses después, en enero de 2023, la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC) del Departamento del Tesoro de Estados Unidos impuso sanciones financieras a Cartes, por lo cual tiene bloqueado el uso del sistema financiero estadounidense, además de no poder hacer negocios con empresas de dicho país, entre otras medidas.

El expresidente se vio obligado a renunciar a todas las acciones de su grupo empresarial y a dejar de utilizar la marca “Grupo Cartes” bajo la cual funcionaba un conglomerado de más de 40 compañías de distintos rubros.

Luego de las sanciones del gobierno estadounidense, se percibe un debilitamiento de la campaña electoral colorada que, cuando menos, carece del ímpetu y del dinamismo de elecciones anteriores. Por su parte, la Concertación ha conseguido más protagonismo mediante sus constantes apariciones mediáticas y la visibilidad de sus propuestas programáticas en ámbitos de salud, seguridad y educación, aparentemente, logrando captar mayor atención de la ciudadanía.

No obstante, se da por descontado que las demás candidaturas presidenciales restarán más votos a la Concertación que a los colorados, aunque resulta difícil estimar ese impacto.

La mayoría de las candidaturas –teniendo en cuenta las del Senado, Diputados, gobernadores y miembros de juntas gubernamentales– son masculinas y poco diversas. De un total de 9.095 candidatos, 6.098 son hombres y sólo 2.997 son mujeres. Además, menos de 1% de las candidaturas proviene de los 19 pueblos indígenas que habitan en Paraguay.

El clima de suspenso aumenta a medida que se acerca la fecha decisiva. Lo que se plantea como cuestión determinante en estos comicios no son tanto los programas de gobierno como la elección entre el continuismo y la alternancia en un país donde los colorados siempre corren con ventaja, con la ayuda de Estados Unidos.

Se habla de oportunismo, gatopardismo y alternancia. Y hay quienes recuerdan que el PLRA formaba parte de la coalición de gobierno que llevó al poder a Fernando Lugo, para después hacer una alianza con los colorados que propiciaron el golpe de estado de 2012 para hacerse del poder.

Claudio della Croce

Claudio della Croce: Economista y docente argentino, investigador asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, estrategia.la).

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