Parlamento británico pone a Johnson contra la pared

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El primer ministro Boris Johnson está hoy contra la pared, tras encajar dos derrotas consecutivas en el Parlamento, que se opuso a un Brexit sin acuerdo y le negó la posibilidad de adelantar las elecciones.

En la primera votación, la Cámara de los Comunes aprobó por una mayoría de 28 votos (327 a 299) el proyecto de ley presentado con carácter urgente por la oposición para impedir que Johnson pueda sacar al Reino Unido de la Unión Europea (UE) el 31 de octubre próximo sin antes firmar algún tipo de acuerdo con el bloque.

El revés fue aún más doloroso para el flamante gobernante conservador porque una veintena de sus correligionarios hicieron causa común con los laboristas, los liberales demócratas y los restantes partidos opositores.

La ley, que según trascendió será aprobada también este jueves en la Cámara de los Lores y podría ser refrendada por la reina Isabel II el lunes, obligará a Johnson a solicitar a la UE un nuevo aplazamiento del Brexit, a menos que el Ejecutivo logre renegociar, antes del 19 de octubre, el tratado de retirada que ya fue rechazado tres veces por el Parlamento británico.

La nueva fecha para el controvertido divorció quedaría fijada para el 31 de enero, siempre y cuando los líderes europeos accedan a seguir demorando la salida.

El intento de Johnson de recuperar el control del Brexit mediante la celebración de elecciones generales adelantadas el 15 de octubre también fue rechazado por la Cámara de los Comunes.

Aunque 298 parlamentarios respaldaron al Primer Ministro, y solo 56 votaron en contra, la moción no logró alcanzar los dos tercios requeridos, equivalentes a 434 votos, para convertirse en ley.

Tras verse nuevamente a merced del Parlamento, Johnson, visiblemente contrariado, arremetió contra el laborista Jeremy Corbyn, por negarse a aceptar el adelanto de los comicios.

Corbyn acaba de convertirse en el primer líder de la oposición en la historia democrática de nuestro país que rechaza una invitación a unas elecciones, ironizó el premier británico, quien agregó que la conclusión obvia para esa negativa ‘es que no cree que pueda ganar’.

El político opositor advirtió, por su parte, que solo aceptará participar en los comicios una vez que la ley que impide al gobierno sacar al país de la UE de forma abrupta sea refrendada por la reina.

Cuando la posibilidad de un Brexit sin acuerdo quede eliminada, entonces debemos convocar a una votación pública o a unas elecciones generales para decidir sobre el futuro de nuestro país, afirmó.

Otra prominente figura del laborismo, el ministro de Hacienda a la sombra John McDonnell, refrendó este jueves las palabras de Corbyn, al asegurar que la oposición está celebrando consultas para determinar la fecha de los comicios.

El problema es que en este momento no confiamos en que Boris Johnson cumpla con cualquier compromiso o acuerdo que podamos construir, esa es la verdad, declaró McDonnell a la cadena BBC.

Según trascendió, el Primer Ministro podría volver a presentar la semana próxima su propuesta para adelantar las elecciones, en un intento por salvar la cara y cumplir su promesa de sacar al país de la UE a cómo de lugar.

El Brexit debió entrar en vigor el 31 de marzo pasado, después que el 52 por ciento de los británicos votó a favor de abandonar la UE en el referendo de junio de 2016.

La negativa del Parlamento británico a respaldar el tratado de retirada firmado por la entonces primera ministra Theresa May con sus pares europeos obligó, sin embargo, a posponer dos veces la salida, primero para abril y luego para octubre, y forzó la renuncia de la gobernante en julio pasado.

El principal obstáculo es una salvaguarda introducida por la UE para evitar el establecimiento de una frontera dura entre ambas Irlandas, y que obligaría al territorio británico a continuar rigiéndose por las leyes aduanales y comerciales del bloque.

Aunque la alianza asegura que se trata de una medida temporal hasta tanto ambas partes firmen un tratado bilateral, los euroescépticos dentro del Reino Unido consideran que el llamado backstop es una afrenta a la soberanía británica.

Por otro lado, analistas predicen que un Brexit duro traería consecuencias nefastas para la economía británica, como resultado del desabastecimiento de alimentos y medicinas, el desplome de la libra esterlina y los atascos de mercancías y pasajeros que se producirían en los puntos de entrada al país, entre otros males.

Néstor Marin

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