Ponernos en los zapatos de los migrantes

Más allá de hablar de los quizás incompetentes, quizás corruptos, quizás vacilantes que no fueron capaces de abrir una maldita puerta para salvar las vidas de decenas de personas, es importante resaltar la solidaridad con los más vulnerables.

En primer lugar no podemos, por ningún motivo, permitir que se normalicen las muertes de las y los migrantes, tanto en territorio mexicano como en cualquier parte del mundo. No se les debe dejar morir como si fueran objetos que no valen nada.

Bueno fuera que el terrible acontecimiento de la noche del 27 de marzo en Ciudad Juárez, nos enseñase a todos a comprender un poco más la causa de los migrantes, lo que los mueve a adentrarse en una aventura de alto riesgo. Bueno fuera que de esta tragedia aprendiéramos a tratarlos no como números, sino como nuestros hermanos y hermanas, como seres humanos, y quizás poder hacer un pequeñísimo esfuerzo por ponernos en sus zapatos.

Encima del frío y calor extremos, los migrantes tienen que aguantar demasiado abuso: el abuso policiaco, las hostilidades de la gente anti-inmigrante, el rechazo del gobierno de Estados Unidos (EE.UU.) que los obliga a estar atrapados en territorio mexicano, el tenerlos amontonados en condiciones inhumanas en centros de detención, en manos de autoridades muchas veces corruptas.

Cada día que los migrantes permanecen en territorio mexicano, podemos decir que es un día en que arriesgan sus vidas. Ya que son propensos a ser secuestrados, violados, desaparecidos por el llamado crimen organizado. Como también esa gran amenaza que implica subirse a un tren que no por nada se le conoce como “La Bestia”.

Todos deberíamos de tener derecho a movilizarnos, viajar y vivir en el lugar que elijamos. Quienes van de paso por territorio mexicano intentando ingresar hacia EE.UU., tanto como quienes ya se encuentran viviendo, trabajando, haciendo sus vidas en los EE.UU., también están en la búsqueda de dignidad humana, en busca de la felicidad, en busca de una vida que sea cada vez mejor.

Hoy y siempre debemos estar del lado de los más vulnerables. En EE.UU. debemos seguir exigiendo una amplia reforma migratoria. Y en México sigamos exigiendo que se le dé un trato digno a nuestros hermanos migrantes.

Marco I. Dávila C.

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