Primavera caqui, la caída del franco africano

Cuando el ratón se ríe del gato es que hay un agujero cerca. Cuando se trata de analizar a los países o a las sociedades se da por sentado que el éxito debe medirse por el promedio de sus partes, lo cual a todas luces es falso.

Si bien el nivel medio de vida, el PBI per cápita, el promedio de ingresos, son guías que promedian hacia arriba los indicadores, los que quedan por debajo, debido a la concentración del ingreso, que suelen ser la mayoría, se llaman marginales.

Esto puede aplicarse para países o sociedades y quedará más claro si tomamos la idea del sociólogo Zygmunt Bauman de clases marginales. Las define como clases que no cumplen una función, es decir, no son clase trabajadora, clase profesional, clase media ni clase alta. La clase marginal, al igual que los países, es la clase de los que quedan fuera de toda clasificación o función, no forman parte la sociedad, no contribuyen a ella en nada, están fuera de las clases sociales, y se estaría mejor sin ellas.

Estos países o clases marginales suelen ser las que más sufren los daños colaterales, ya sea por catástrofes naturales o por decisiones políticas. Estas medidas tienen en cuenta que quienes deciden sobre las bondades de tal o cual decisión pública no son los mismos que sufren sus resultados. Es decir, la muerte de soldados ucranianos a 9.500 kilómetros de Washington puede volver inflexible la posición americana sobre la guerra de Ucrania, por el simple hecho de no soporta las consecuencias, lo mismo sucede con las políticas económicas colonialistas francesas en África, ningún galo sufre los pésimos resultados de una moneda como el franco de la Comunidad Financiera de África (CFA), pero sí cosecha sus beneficios.

Algo sucede en el Sahel, que en árabe significa orilla de un mar de arena, como el Sahara. Esta franja, que recorre África de oeste a este, pasando por Mali, el sur de Argelia, Níger, Chad, Sudán y Eritrea, se activó como dominó en una sucesión de golpes militares que abarca desde Mali y Guinea (2021), Burkina Faso (2022), Níger y Gabón (2023), y podrían calificarse como «neosoberanistas». De hecho, todos los líderes golpistas han denunciado la interferencia extranjera como ilegítima e ineficaz y un enemigo común, Francia.  Esta región africana se ha enfrentado a una cascada de crisis, todas como resultado de políticas occidentales: desertificación de la tierra debido a la catástrofe climática, la guerra de la OTAN en Libia en 2011; el aumento del contrabando para traficar armas, personas y drogas a través del desierto; la apropiación de los recursos naturales, incluidos el uranio, el oro y el petróleo por parte de empresas occidentales, y el atrincheramiento de las fuerzas militares occidentales mediante la construcción de bases y la operación de estos ejércitos con impunidad.

La inestabilidad en el Sahel parece una versión ampliada de las reconfiguraciones geopolíticas que están ocurriendo en todo el mundo, pero aun así no es sólo consecuencia del avance ruso y chino que pone presión en la región, sino una desesperada lucha por mantener la influencia de Occidente, que no hace más que reflejar la crisis global del multilateralismo. Pero hay algo más. Para poner un ejemplo, Níger ocupa el puesto 189 entre 191 en desarrollo humano, es el tercer productor mundial de uranio, y el 85% de su población no tiene acceso a la electricidad. El último golpe de estado en esta nación, como los recientes en Burkina Faso y Mali, parece haber sido aceptado y vitoreado por la gente, lo cual modifica la ecuación.

¿Cómo pueden democratizarse y desarrollarse Estados que dependen tanto del apoyo exterior? Sólo el 45% del presupuesto nacional de Níger proviene de recursos nigerinos. En principio, los líderes golpistas intentan construir una forma alternativa de legitimidad apoyándose en la calle, buscando apoyo popular, especialmente entre los jóvenes, las autoridades religiosas y los líderes tradicionales. Los temas que quedan por delimitar son los problemas políticos y terroristas y la presión asfixiante de una moneda que perjudica a los países que la tienen.

Veamos algunas precisiones que nos guiarán para entender las decisiones tomadas por Occidente. Estados Unidos ha estado muy activo en cuanto al golpe en Níger, pero mostrando claros enfrentamientos contra la postura bélica francesa. Dos días después del golpe, el Consejo Nacional para la Protección de la Patria (CNSP) dio a conocer los nombres de los 10 oficiales que la encabezaron. No nos importan las fuerzas que lo dirigieron, pero sí que el general Salifou Mody, exjefe de estado mayor de las fuerzas armadas y líder del Consejo Supremo para la Restauración de la Democracia, que encabezó el golpe de febrero de 2010 contra el presidente Mamadou Tandja, y que gobernó Níger hasta que Mahamadou Issoufou, ganó las elecciones presidenciales de 2011 se encuentra entre ellos. Fue durante el mandato de Issoufou que el gobierno de los Estados Unidos construyó la base de drones en Agadez, y que las fuerzas especiales francesas guarnecieron la ciudad de Irlit en nombre de la compañía minera de uranio Orano (antes parte de Areva).

No es al azar que estos militares vuelvan a aparecer y negocien con los americanos, pero antes entrar de entrar en la fase económica tendríamos que resolver tres cuestiones centrales. La primera es el permiso de la extracción de uranio por parte de una empresa francesa, o reordenar su precio, ligado con la moneda. El segundo punto ya estaría resuelto porque el gobierno revocó toda cooperación militar con Francia, lo que significa que los 1.500 soldados franceses tendrán que empezar a hacer las maletas (como lo hicieron tanto en Burkina Faso como en Mali). Y, por último, y al parecer con el aval de los golpistas, no hay novedades o declaración pública sobre la Base Aérea 201, la base de drones más grande de África, instalada a mil kilómetros de la capital del país, la que ha mantenido a Estados Unidos tomando medidas absolutamente raciones y antifrancesas.

Un día después del golpe, la Comunidad Económica de Estados de África Occidental (CEDEAO), que abarca quince naciones del África occidental, que en los últimos años ha suspendido de sus filas a Burkina Faso y Mali a causa de los golpes, ahora sanciona y suspende a Níger. Pasó por la cabeza de muchos como el instrumento de intervención militar para resguardar los activos franceses. La CEDEAO ha enviado sus tropas de mantenimiento de la paz a varios países de la región, incluidos Sierra Leona y Gambia, pero ahora la cosa no es tan simple, porque la intervención se ha ido diluyendo a medida que más países dieron golpes. La Comunidad no tiene el poder militar para hacerlo, aun así, debería de haber intervenido primero en Mali, luego en Guinea y Burkina Faso, por qué lo haría ahora en Níger. A cada golpe, la intervención se diluye, ya no es en uno sino en tres países a los que tendría que intervenir. El 16 de septiembre se formó un cartel de gobiernos rebeldes, Burkina Faso, Malí y Níger crearon la Alianza de Estados del Sahel (AES), “una arquitectura de defensa colectiva y asistencia mutua en beneficio de nuestras poblaciones”. Adiós intervención armada.

La otra opción de intervención podría haber sido Nigeria, país con muchos problemas internos, pero con el ejército más numeroso. Sin embargo, negocios son negocios, y tanto Argelia como Nigeria están colaborando para construir el Gasoducto Transahariano (TSGP), que pasa por Níger, y que abastecerá el sur de Europa a través del Mediterráneo, un proyecto cuyas perspectivas financieras ha despertado muchos apetitos, incluidos los militares. Y esto en una Argelia poco feliz con Francia y una Nigeria que quiere negocios, no revueltas internas.

Níger: principales indicadores económicos 2022 (en millones de U$S)

Fuente: El Tábano Economista con base en datos oficiales

El uranio es “un recurso que no aporta ningún ingreso a Níger”. Una triste observación de Mahamadou Issoufou, presidente de esta nación, en 2011. Onaro, el gigante nuclear francés, accionista mayoritario de los dos centros de extracción de minerales preciosos del país (Arlit y Akokan), está acusado de no pagar el precio justo por este recurso. Recordemos que todo el uranio utilizado en los 56 reactores nucleares de Francia se produce en el extranjero. Las necesidades son, por tanto, importantes y, para ello, Francia puede contar con la extracción de uranio nigerino, en minas a cielo abierto, por parte del grupo Orano (antes Areva). En la Unión Europea, Níger sigue siendo el principal exportador de uranio natural. En el 2021 proporcionó el 24,2% de los suministros, por delante de Kazajstán y Rusia, según la agencia europea de suministro Euratom (ESA). Juntos, estos países representan el 66,94% del uranio total consumido por los Estados miembros con centrales nucleares. La amenaza china seguramente traerá, como en otras épocas, un precio mayor e ingresos fiscales por encima de los actuales.

Pero el verdadero problema del Sahel es la moneda, el franco de la Comunidad Financiera de África (CFA) es la moneda de ocho estados independientes de África Occidental: Benín, Burkina Faso, Costa de Marfil, Guinea, Mali, Níger, Senegal y Togo. La moneda es emitida por el Banco Central de los Estados de África Occidental, con sede en la ciudad capital de SenegalDakar, para los miembros de la Unión Económica y Monetaria de África Occidental (UEMOA). Los bancos centrales de las zonas CFA no garantizan por sí mismos la fijación de su moneda con el euro; es el Tesoro francés quien lo hace, es decir, el presupuesto del Estado (y no el Banco de Francia), el responsable de ello. A cambio de esta convertibilidad, las reservas de divisas de los bancos centrales deben depositar un 50% en el Tesoro francés, sobre una cuenta de operaciones abierta a nombre de cada uno de ellos.

La idea es tener una robusta estabilidad monetaria, sin embargo, la noción de “estabilidad monetaria” no es evidente; sólo tiene sentido en relación con la dinámica macroeconómica general y por, sobre todo, la estabilidad cambiaria e inflacionaria. Estos países tenían los niveles de inflación europeos, cerca del 2.5% hasta el 2021, con posterioridad trepó el 19.5%. Cuál es la idea en el sistema actual: el equilibrio externo tiene prioridad sobre el equilibrio interno, es decir, los precios de exportación son extremadamente competitivos para las compañías francesas e internamente no se puede competir con los valores de los bienes externos, por lo que las importaciones son muy baratas. No hay emisión para incentivar inversiones productivas que sustituyan las importaciones, no puede haber un desarrollo nacional, solo extractivismo, y menos aún un desarrollo comercial con el bloque de países de Sahel que generaría mayor consumo entre vecinos.

Por lo tanto, es una moneda colonial cuyo objetivo principal siempre ha sido facilitar la extracción del excedente económico de África en el extranjero, lo que explica la extraordinaria escala de las transferencias de beneficios y los flujos financieros ilícitos que siguen desangrando la zona del franco. Es una moneda disfuncional cuya combinación con otras herramientas de política económica da la receta para un cóctel económico mortal. En general, los países de la zona del franco rara vez han podido obtener, durante toda una década, una tasa media de crecimiento del PIB real per cápita superior o igual al 1%, por lo tanto, no sorprende observar que la pertenencia a la zona del franco rima con un crecimiento económico promedio bajo.

Más de cincuenta años después de la independencia, los países de la zona del franco siguen más que nunca en la trampa de la especialización primaria, misma lógica de extraccionismo y de moneda extranjera que limita el crecimiento, al igual que en el caso argentino. En consecuencia, estos acontecimientos contribuyen al deterioro de los déficits de la balanza comercial, pero aún más grave, a obstaculizar las condiciones para el desarrollo de estas economías. La combinación del franco CFA y el desmantelamiento de los aranceles aduaneros cortan el potencial interno de expansión de la agricultura y la industrialización. Es evidente que esta moneda, que en realidad es una divisa extranjera, resulta demasiado fuerte para economías con estructuras tan vulnerables.

¿Este será el fin del modelo de extraccionista francés,  de su hegemonía y su invención monetaria en la región? Es toda una pregunta, si es así el sur global tendrá que colaborar para que esto suceda.

Alejandro Marcó del Pont

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