Puerto Rico en el laberinto

Puerto Rico, el llamado Estado Libre Asociado que creó Estados Unidos para disfrazar el colonialismo en la isla, se encuentra en un laberinto del que difícilmente puede salir si su pueblo no toma las riendas de su destino.

Luego de la renuncia del gobernador Ricardo Rosselló tras sonadas e históricas protestas populares, es difícil predecir quién encabezará la administración colonial que se mueve al antojo de Washington y sus corporaciones.

Ni la secretaria de Justicia, Wanda Vázquez Garced, ni el presidente del Senado, Thomas Rivera Schatz, son vistos como una opción para ser potenciales sustitutos de Rosselló, obligado a dimitir después de 12 días de masivas protestas que mantuvieron rodeada La Fortaleza, sede del ejecutivo.

El control de la gobernación es ahora la fruta de la discordia en medios políticos pero con el agravante de que el pueblo dice no a la tradicional corrupción que caracterizó durante año a los que ‘mandaron’ en la llamada Isla del Encanto.

En opinión de la senadora puertorriqueña Rossana López León, del opositor Partido Popular Democrático, ‘los políticos que no entiendan que estamos ante un nuevo Puerto Rico, con una ciudadanía activa y militante contra la corrupción, se van a encontrar con una realidad que no les va a gustar: tienen que rendir cuentas todos los días, todo el tiempo y asumir sus responsabilidades’.

El reciente escándalo del gobernador Rosselló parece fue la gota que desbordó el vaso ante las evidencias de delitos como malversación de fondos públicos, recopilación ilegal de información de opositores, conspiración, amenazas, discriminación, incitación a la violencia y enriquecimiento ilícito.

Eso está recogido en una acusación de 18 posibles infracciones de la ley que presentó el legislador del Partido Independentista Puertorriqueño Dennis Márquez ante la Cámara de Representantes de la isla.

Cuando se haga efectiva la renuncia del gobernador el 2 de agosto se inicia otra etapa para ese pueblo cuyos hijos abandonan la isla como respuesta visible a la crisis. El 14 por ciento se fue al exterior desde 2010.

La situación de la colonia es bien crítica y desde hace más de una década su economía enfrenta un proceso recesivo, según análisis de expertos.

En 2015, por ejemplo, el gobierno declaró impagable la deuda con acreedores y pensionados que podría ascender a 120 mil millones de dólares, algo que se agravó por malos manejos y el paso del huracán María causante de pérdidas estimadas en 90 mil millones de dólares.

En ese escenario la potencia colonial, Estados Unidos, le dio la espalda y la poca ayuda llegó al país a cuenta gotas, lo que agrava la pobreza y crea un escenario precario donde la sociedad está abrumada y desconfía de la clase dirigente.

Según analistas desde hace demasiado tiempo Puerto Rico tiene un serio problema de gobernabilidad y de legitimidad de las instituciones, de las que se tiene por hecho que están al servicio del partido en el poder y no de la sociedad.

No es por gusto que la actual secretaria de Justicia manifieste que no tiene interés en el gobierno y reza porque Roselló nombre un secretario de Estado que tome la estafeta de los corruptos que ahora no quieren el poder.

En la Constitución de Puerto Rico, el segundo en la línea sucesoria es el secretario de Estado, pero el anterior, Luis Rivera renunció a su cargo el pasado 17 de julio, tras verse también salpicado por las filtraciones.

Según Francisco Martínez, economista de la Universidad de Puerto Rico, el deterioro social se plasma, entre otros datos, en que el 55 por ciento de las mujeres jóvenes de entre 18 y 24 años están por debajo del nivel de pobreza y también el 50 por ciento de los hombres.

La gran diferencia de la colonia es notable con respecto a la metrópoli. Por ejemplo, el estado más pobre de Estados Unidos, Misisipi, tiene un ingreso anual promedio por hogar de cerca de 42 mil dólares mientras los isleños apenas llegan a los a 19 mil 775, según Martínez.

En este escenario de crisis hay muchas y difíciles alternativas.

Según María de Lourdes Santiago, vicepresidenta del Partido Independentista Puertorriqueño, ‘la opción de estadidad y la anexión, no son atractivos para los EE.UU.’ pero, al parecer mucho menos es la alternativa independentista, plantean analistas que ven al país en un laberinto.

Luis Beatón

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