¿Qué parte de «los inmigrantes ya están aquí y no se van a ningún lado» no entienden?
¿Será que algún día se dejarán atrás los juegos políticos y las hostilidades hacia los inmigrantes? Yo no lo creo, porque si por algo se destaca el conservadurismo racista y xenófobo, aquí y en cualquier parte del mundo, es por estar constantemente del lado incorrecto de la historia, en otras palabras, discriminar es lo suyo, es su esencia.
De cara a las elecciones del 2024, parece que ya no habrá puntos medios, o eres proinmigrante o eres antiinmigrante. El pueblo estadounidense tendrá dos opciones, decidir entre quienes proponen impulsar una reforma migratoria (aunque llevan una eternidad con la misma promesa incumplida) y quienes plantean seguir persiguiendo a los indocumentados.
La propuesta del hoy candidato a la presidencia, Ron DeSantis, de acabar “de una vez por todas” con este enredo de la inmigración en Estados Unidos, a simple vista suena todo muy bonito y lo hace ver como la cosa más sencilla del mundo. Pero, basándonos en su desempeño como gobernador de Florida, ¿se refiere, quizás, a que de llegar a ser el próximo ocupante en turno de la Casa Blanca, en lo que dure su mandato, se la va a pasar enviando autobuses llenos de inmigrantes hacia ciudades santuario? ¿O se referirá, más bien, a que en toda su administración va a estar sumergido en una constante batalla legal para tratar de afectar a los inmigrantes a como dé lugar? ¿O, quizás, se refiere a que se seguirán aprobando reformas discriminatorias en los estados que lo permitan? ¿O tal vez se refiera a entrometerse en asuntos de México y violar la soberanía del país vecino bajo el eslogan del «combate al terrorismo»?
Yo me pregunto: ¿y eso como en qué ayudaría a ponerle fin a los embrollos del sistema migratorio en los Estados Unidos? Yo creo que en vez de buscar una verdadera solución, una estrategia como la de Ron DeSantis es corta de visión y empeoraría la problemática.
Y es que podrán deportar a miles pero, siempre y cuando no se arregle el sistema migratorio a fondo, al mismo tiempo entrarán otros miles más. Podrán construir los muros que gusten, pero las personas con necesidad siempre se las van a ingeniar para superar esos muros. Podrán hacer todo lo posible por envilecer las vidas de millones de personas que ya llevan años en Estados Unidos, muchos quizás sufrirían pero la gran mayoría de esas personas se harían más resilientes y claramente no se irían a ninguna parte. O, inclusive, podrán violentar la soberanía de México con la excusa de una “lucha contra los cárteles”, pero eso solo crearía más desorden y violencia, algo similar a como ocurrió con la llamada “guerra contra las drogas” que el gobierno estadounidense lanzó desde hace más de cincuenta años y que hasta la fecha se pueden sentir los resultados bastante negativos de tal ocurrencia.
El gobernador de la Florida está haciendo su lucha por llegar a posicionarse como el más antinmigrante. Mientras que el otro candidato a la presidencia, Donald J. Trump, parece sonreír con ironía, como diciendo: “aquí el odiador número uno soy yo”. Y, hasta el momento, resulta un poco difícil saber quién es en realidad más detestable de estos dos personajes.
Una tercera opción, una alternativa a lo que ofrece el bando republicano y el bando demócrata, es que debemos acabar de una vez por todas con este sistema migratorio que mata, persigue y violenta los derechos humanos de las personas. Está en manos del pueblo estadounidense el lograr moldear un sistema migratorio justo, inclusivo y eficiente. Ya que si se le deja toda la tarea a los políticos sin ideología (a esos que solo les interesa el dinero, el poder y la moda del momento), el sistema migratorio seguirá igual de caótico.
Una pregunta para el conservadurismo racista, xenófobo y antinmigrante: ¿qué parte de «los inmigrantes ya están aquí y no se van a ningún lado» no entienden?
Marco Dávila
Comentario sobre artículos de Globalización en nuestra página de Facebook
Conviértase en miembro de Globalización