Querido mundo confinado: ¿Y Palestina?

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Batú Kan, nieto de Gengis Kan y jefe de la Horda de Oro, fue el primer jefe militar en usar armas biológicas. Obviamente, el tártaro carecía de científicos y laboratorios. Ni tampoco sabía del método usado por el cartaginés Aníbal, quien arrojaba ánforas llenas de víboras venenosas contra los barcos enemigos (184 aC).

Batú Kan fue más ingenioso. En 1346, ordenó lanzar a sus propios soldados muertos por la peste, por encima de las murallas de Caffa. Táctica que causó un brote fatal en la antigua ciudad griega, y entonces colonia de la Serenísima República de Génova. Desde allí, se esparció la gran peste bubónica que diezmó a la población de Europa (1347-53).

Importante centro comercial de esclavos y estratégico puerto de Crimea en el mar Negro, Caffa cambió de nombre en 1802, recuperando el original: Teodosia o Feodosia (en ruso). Teodosia quiere decir dada por Dios.

Así empezó la guerra biológica moderna. Pero 677 años después, la táctica militar referida se actualizó en los territorios ocupados de Palestina, ya que para la potencia militar y neocolonial llamada Israel desde 1948 también habrían sido dados por Dios.

Eso es, para no ir lejos, lo que pudimos volver a convalidar tras la anexión de los altos del Golán (Palestina) por el régimen de Benjamin Netanyahu, en marzo de 2019. Anexión que el devoto cristiano renacido y secretario de Estado Mike Pompeo justificó, diciendo que Trump pudo haber sido enviado por Dios para salvar al pueblo judío.

Pero hoy, la pandemia global del Covid-19 nos obliga a echar una mirada (una miradita siquiera), a las tácticas que los soldados de Netanyahu emplean contra los palestinos contagiados por el virus.

Maren Mantovani, coordinadora de relaciones internacionales de la campaña Stop the Wall (Paren el muro), registró un meme con letras blancas sobre fondo negro que circula por las redes sociales: Querido mundo: ¿Qué tal el confinamiento? Gaza.

En un especioso artículo titulado Tres lecciones desde Palestina para vencer la pandemia, Maren señala que “la experiencia por la que están pasando la mayoría de las personas del Norte Global confinadas en sus casas, tiene poco en común con los 13 años de inhumano asedio militar impuesto por Israel a la ocupada franja de Gaza, y tampoco con la población palestina encerrada en guetos bajo el constante ataque del apartheid israelí”.

Destaca, asimismo, la táctica del régimen terrorista, cuando pide a la mayoría de las y los trabajadores israelíes que se queden en casa, mientras se pide a las y los trabajadores palestinos que permanezcan fuera de sus casas durante semanas, viviendo en condiciones inhumanas y sin equipos de protección para mantener a flote la economía de Israel.

Volvamos con el héroe de la sitiada ciudad de Caffa. ¿Qué hacen las autoridades de Tel Aviv cuando enferman los trabajadores palestinos? Bueno… así como los tártaros de mi general Batú Kan, los arrojan al otro lado del muro que asfixia a Cisjordania. Aunque no en lanzaderas, qué horror. Simplemente, que vuelvan a sus precarias aldeas y, de paso, contribuyan a su propia limpieza étnica, diseminando el coronavirus por doquier.

De los habitantes de Gaza (el campo de concentración a cielo abierto más grande del mundo), ni hablar. En el portal Al-Monitor, el periodista palestino Ahmad Abu Amer se pregunta si la gravísima situación obligará a Tel Aviv a levantar su bloqueo, luego de que Naciones Unidas afirmó en julio de 2017: Gaza no es un lugar donde se pueda vivir ya.

Con optimismo, Ahmad escribe: Los últimos esfuerzos de los países árabes, la comunidad internacional e Israel (sic), son preludio del final gradual del asedio. No suena mal. Aunque se contradiga con el recorte que el gobierno de Donald Trump aportaba a la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados Palestinos, hasta enero de 2018 (50 por ciento sobre 125 millones de dólares).

En febrero, Tel Aviv advirtió que cortará toda relación con la alta comisionada de Derechos Humanos de la ONU, Michelle Bachelet, tras la publicación de una lista de 112 compañías que hacen negocios en Cisjordania. Netanyahu respondió: Entidad sesgada y sin influencia (sic).

Y a inicios de mayo, la Corte Penal Internacional (CPI) confirmó tener jurisdicción sobre Cisjordania (incluidos Jerusalén Este y Gaza), anunciando una investigación completa sobre crímenes de guerra en los territorios palestinos.

El ministro de Energía Yuval Steinitz calificó a CPI como antisraelí, y acusó a la fiscal de ignorar el derecho internacional y de inventar (sic), un Estado palestino.

Bien. ¡Que viva el 75 aniversario de la victoria sobre el nazifascismo! Cuando nadie era tan estúpido como para preguntar si los nazis debían pertenecer (o no) a un Estado, para ser juzgados.

José Steinsleger

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