Reducir el turismo en Cuba mediante el miedo

El misterioso caso de los supuestos “ataques acústicos” contra el personal diplomático de Estados Unidos en Cuba reveló ser una maniobra mediática destinada a perjudicar el turismo en función del bloqueo a la Isla.

Es conocido que uno de los mayores atractivos de Cuba para el turismo extranjero es la inigualable garantía de seguridad que reconocidamente ofrece la isla a los visitantes de cualquier parte del mundo. Otro, es el alto nivel de la salud pública en Cuba, uno de los más elevados del hemisferio occidental con indicadores de atención de salud comparables con los de las naciones más desarrolladas.

A las excepcionales condiciones con que la Isla ha sido dotada por la naturaleza, la revolución popular de 1959 ha incorporado las condiciones sociales de una paz y armonía que el visitante aprecia desde el primer momento de su estancia en Cuba. Más de medio siglo de paranoia posesiva agravada por un bloqueo económico, comercial y financiero, no han logrado contrarrestar los enormes conquistas del socialismo, aunque hayan pospuesto o limitado muchos revolucionarios avances económicos y sociales del país.

El periodista vasco José Manzaneda, quien es coordinador de la web Cubainformación, canal que transmite noticias, reportajes y comentarios sobre la Isla desde España ha denunciado el objetivo mediático contra Cuba de la campaña de los ataques sónicos.

Manzaneda recuerda que fue el diario argentino Clarín, entre muchos otros medios, quien publicó hace dos años un reportaje de la agencia Associated Press, cuyo protagonista era un viajero estadounidense que sintió “una brusca pérdida de sensibilidad de sus cuatro extremidades” justo “en el mismo hotel donde se alojaban unos diplomáticos afectados”.

Tomando en cuenta, que los estudiantes son el sector de los visitantes estadounidenses que más ha crecido en Cuba -el 118 % en el primer semestre del año- dado que el turismo convencional sigue prohibido por el bloqueo de EEUU”, el Diario de Cuba, medio financiado por los gobiernos de Estados Unidos y España, escribió: “Hay señales de que estudiantes y los jubilados (estadounidenses) piensan cancelar sus viajes a la Isla”, ya que ni “Washington ni La Habana han podido impedir los ataques, que pudieran generar una crisis incontrolable”. El Nuevo Herald, vocero de la extrema derecha de cubanos de Miami, aseguró que “a Raúl Castro se le está convirtiendo una crisis diplomática (…) en una crisis económica con un temido potencial desestabilizador”.

Agencias y medios colaboraban así con el objetivo de la Casa Blanca que materializó el 29 de septiembre último cuando, aun reconociendo “no estar al tanto” del origen de los supuestos ataques acústicos, recomendaba oficialmente no viajar a la Isla.

“Procediendo del gobierno de un país donde cada año mueren 30 mil personas por armas de fuego, más de mil a manos de la policía, y se registra el 31% de los tiroteos masivos del mundo, esta señal de alarma parece broma de mal gusto”, dice Manzaneda.

La extrema derecha de origen cubano del partido republicano, que a cambio de su voto en otras materias maneja ya la política de Donald Trump sobre Cuba, persigue revertir el crecimiento que han experimentado los viajes de  estadounidenses a la isla y dañar los ingresos que de ellos se derivan para la economía cubana.

En línea con la campaña, el conservador The Washington Examiner, pidió a la Cámara de Representantes que exija a Cuba “que evalúe la seguridad en sus diez aeropuertos internacionales”. Una injerencia inaceptable que perseguía reducir el número de visitantes norteamericanos, en este caso mediante la cancelación de los vuelos regulares autorizados por la administración Obama.
No obstante, Respect, la mayor asociación estadounidense de entidades promotoras de viajes a Cuba, rechazó -por innecesaria y contraproducente- la “advertencia de seguridad” emitida por el State Department, argumentando que Cuba es un “destino seguro”.

Siguió el diario español El País con una entrevista con Thomas Shannon, subsecretario de Estado de EEUU, en la que éste responsabilizaba a Cuba de todo lo sucedido aunque sin aclarar a qué se refiere y sin aportar elemento  alguno para tal insólito juicio. El senador republicano Marco Rubio, vástago consentido actual de Donald Trump, parece ser, según analistas, quien está detrás de la nefasta campaña sobre los “ataques sónicos” en Cuba.

Todo indica que, ahora, la táctica elegida por la derecha al servicio del imperialismo es la de insuflar miedo más que legislar contra Cuba, ya que para lo primero disponen del concurso -consciente o inconsciente- de poderosas agencias internacionales y medios de prensa, en tanto que, para lo segundo, corren el riesgo de agudizar las divisiones de sus filas republicanas en el Congreso.

Sépase pues que toda esta diabólica travesura de los ataques sónicos, no es más que otro elemento del bloqueo a Cuba que el pasado 1º de noviembre fue condenado casi unánimemente por la comunidad mundial en la ONU por vigesimosexto año consecutivo.
Noviembre 2 de 2017.

Manuel E. Yepe

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