Semana movida en Washington

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Votaciones y acusaciones marcaron una movida semana en Washington, mientras el presidente Donald Trump viajaba a su segundo encuentro con el líder norcoreano, Kim Jong-un, en Vietnam, del que, por cierto, retornó a casa con las manos vacías.

La Cámara de Representantes fue escenario, en ausencia del mandatario, de la aprobación de un proyecto de resolución para bloquear la emergencia nacional declarada el 15 de febrero por Trump en su empeño por financiar la construcción de un muro en la frontera con México.

Además, fue avalada una iniciativa para impulsar el control de armas de fuego en el país, un fenómeno social elevado allí a categoría de epidemia.

Sin embargo, lo peor -para Trump- llegó después, cuando su exhombre de confianza, Michael Cohen, abogado personal durante más de una década y ahora enemigo declarado, testificaba ante el Comité de Supervisión de la Cámara Baja.

Era el segundo de tres días de comparecencias, el primero de ellos ocurrió a puerta cerrada en el Comité de Inteligencia de la propia instancia legislativa.

Por las cadenas de televisión los estadounidenses vieron en vivo a un Cohen decidido a echar tierra sobre su exjefe al que imputó públicamente de mentiroso, estafador y racista.

Cultura del engaño, manipulación de registros financieros, pagos para silenciar amantes, la supuesta interferencia rusa, formaron parte de las comprometedoras revelaciones de Cohen en una maratónica sesión ante los congresistas.

‘Me avergüenzo de haber elegido participar en la ocultación de los actos ilícitos del señor Trump en lugar de escuchar la voz de mi conciencia’, expresó Cohen al lanzar su bomba.

Según analistas, las alegaciones implican que hubo una comisión de delitos, lo que traería un posible riesgo legal para el presidente. Hubo pruebas, por ejemplo, de algunos desembolsos de dinero para comprar silencios.

El exapagafuegos, mostró documentos sobre el pago que involucra a la estrella de cine para adultos Stephanie Clifford (Stormy Daniels) a cambio de mantener su boca cerrada por el amorío a espaldas de la esposa Melania. También presentó recibos de la reposición de fondos mediante cheques, firmados por Trump desde la Casa Blanca.

Cohen -inhabilitado esta semana por una corte en Nueva York-, asegura que a la serie por entrega le quedan todavía capítulos.

Al menos es lo que afirmó cuando le preguntaron en la audiencia si había algún motivo más que diera fe de la mala conducta de Trump.

Los defensores del gobernante trataron de ensombrecer la credibilidad de Cohen y lo catalogaron de ‘mentiroso patológico’.

Es curioso. El exallegado deberá presentarse en prisión para el cumplimiento de su sentencia de tres años a partir del 6 de mayo, entre otros cargos, por haber faltado a la verdad previamente al Congreso para encubrir a Trump.

Es interesante a su vez que los correligionarios de Trump ataquen a Cohen y pasen por alto las ocho mil 718 declaraciones falsas o engañosas hechas por el magnate republicano desde que asumió el cargo, como denunciaron influyentes diarios de aquel país.

De momento, los demócratas de la Cámara Baja ya comenzaron a afilar sus cuchillos para examinar las finanzas y los negocios de Trump. El testimonio de su exabogado personal les ofrece municiones.

Nada bueno, cuando las conclusiones del fiscal especial Robert Mueller sobre la trama rusa andan cerca.

El columnista del diario The New York Times Nicholas Kristof comentaba que hace más de 45 años, vio por la televisión al exabogado de Richard Nixon en la Casa Blanca, John Dean, cuando declaró sobre la mala conducta presidencial en el escándalo de Watergate y ‘la segunda administración más corrupta empezó a desmoronarse’.

Watergate -enfatizó- comenzó con un ‘robo de tercera clase’ del que Nixon aparentemente no tenía conocimiento previo, indicó en su material, pero la investigación sobre el robo llevó a revelaciones de un encubrimiento, de una obstrucción de la justicia, de abusos de poder alucinantes.

Una diferencia es que el comportamiento ilegal de Trump parece ser más amplio que el de Nixon, advirtió Kristof.

Ahora, al ver a Michael Cohen testificar ante el Congreso -escribió el periodista-, percibo un temblor similar, ‘solo que esta vez puede ser la administración más corrupta (…) la que está empezando a tambalearse’.

Deisy Francis Mexidor

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