Sin abc no hay zeta

Los números pocas veces engañan. A menos que sean manipulados, son capaces de aportar más verdades que muchas declaraciones oficiales u oficiosas y hasta torcidas elocuencias de ocasión. La certeza emana esta vez de una encuesta realizada en Corea del Sur apenas concluida la tercera cumbre entre Moon Jae-in y Kim Jong-un, revelando que el 78,6% de los jóvenes en el rango de los treinta años aprueba el resultado del encuentro en Pyongyang, en tanto cantidad similar (78,1%) de los cuarentones coincidió con similar evaluación favorable y por igual ocurre con el 69,8% entre los mayores de 50.

Una referencia de medios norcoreanos da idea de las motivaciones para este resultado que, desde luego, tiene adversarios en algunos sectores de cada Corea. En estos complejos acontecimientos no es conveniente singularizar ni andarse magnificando señales, pero sí saludable tenerlas en cuenta por cuanto significan.

El relato periodístico sobre el ascenso de los dos líderes al monte Paekdu remitió “a una de las venas de sangre de la nación”, según Kim Jon-un. En  tanto Moon Jae-in –reprota la surcoreana agencia Yonhap-  reforzó igual criterio al decirse emocionado por encontrarse en la  “sagrada montaña, símbolo del alma y espíritu de Corea”, sitio y momento que le llevaron a reforzar su convicción de continuar trabajando por “(…) una nueva era deseada por todos los compatriotas”.

Fuera del ámbito emocional, lógico entre quienes han atravesado por difíciles y peligrosos momentos durante décadas, los dos jefes de estado suscribieron compromisos relevantes. Ante todo, desmontar toda posibilidad de enfrentamiento por tierra, mar o aire, entre los diversos dispositivos bélicos de los dos lados.

Emprendimientos civiles algo avanzados o con categoría de cercana probabilidad, también formaron parte de los acuerdos, pero no dependen solo de los dos países. De por medio se encuentra la voluntad norteamericana para aceptar o no algunas flexibilidades al intenso programa de sanciones contra Corea del Norte, pues en las últimas semanas le añadieron amenazas a terceros si rompen el cerco.

Pese a lo adverso o desalentador del freno colocado a los desarrollos antes registrados, son significativos los compromisos puestos sobre la mesa por el jefe de estado norcoreano quien plantea el cierre de Dongchang-ri (motores de misiles) y Yongbyon. Este último es el mayor y mejor desarrollado polo nuclear de que dispone el Norte, pero su eliminación, en presencia de inspectores internacionales para verificar tan notable procedimiento,  dependerá de “medidas recíprocas” por parte de Washington, a partir de lo negociado  en Singapur con Donald Trump.

De concretarse esta fase del transcurso para desnuclearizar la Península, el importante gesto de la RPDC se sumaría a la ya implantada moratoria unilateral de lanzamiento de misiles y el cese de los ensayos nucleares, así como la eliminación total ante la prensa extranjera de la locación donde se efectuaban las pruebas nucleares, en Punggye-ri, importantes eventos entre varios a tener en cuenta.

El gobierno estadounidense tomó la bola lanzada. Anuncian que el secretario de estado Mike Pompeo reanudará los suspendidos tratos. El jefe de la diplomacia norteamericana ha invitado a su homólogo norcoreano Ri Yong Ho, a sostener un encuentro en Nueva York. La reunión de líderes mundiales en el actual período de sesiones de las Naciones Unidas será el ámbito para ese contacto y el de Moon con Trump.

El presidente surcoreano, ha dicho ser portador de un mensaje especial de Kim Jong-un para el mandatario norteamericano, a quien va a trasladar también sus optimistas impresiones sobre la visita, lo alcanzado en ella o en diversos trabajos intercoreanos previos como aquellos para desmontar puestos de seguridad, minado o límites marítimos, o en otros de carácter civil, dígase del plan para reconectar los ferrocarriles y carreteras transfronterizos lo antes posible.

Como un armisticio es una figura legal que se limita a suspender hostilidades, pero no las concluye ni certifica compromisos ulteriores de las partes, la Guerra de Corea (1950-53), técnicamente, no concluyó y puede reanudarse en cualquier instante. Surcorea carece de facultades para cerrar esa disyuntiva que quedó en manos de EE.UU. y explica la insistencia norcoreana -con apoyo del Sur- de firmar la paz en regla, acto colocado entre los aspectos centrales capaces de frenar o darle celeridad a los restantes empeños.

“Kim Jong-un expresó su deseo de completar la desnuclearización rápidamente y enfocarse en el desarrollo económico”, afirmó Moon en Seúl ante la prensa apenas regresar de la cumbre con Kim, a quien invitó a reciprocar la visita. En esa materia se destacan, por un lado, las reformas emprendidas por el Norte en los últimos años que permitieron un destacado crecimiento del PIB, reducido después por los castigos económico-financieros externos, pero evaluados como innovaciones muy prometedoras por los entendidos.

Hay decenas de proyectos conjuntos como la creación de zonas especiales, (Corea del Norte ya abrió por su cuenta varias en su territorio), la conexión ferroviaria, o diversas “iniciativas turísticas emblemáticas”. Se destaca además, la presencia de 200 empresarios en la delegación presidida por Moon a Pyongyang, entre ellos, los jefes de famosos conglomerados surcoreanos interesados en realizar negocios, dentro o con un socio tan cercano y con el cual no requieren de  traductores. Hay acercamientos interparlamentarios e invitaciones para próximos intercambios en esa esfera también.

Pendiente hay muchísimo. A considerar está lo expuesto por el premier nipón hace poco: “Tengo la voluntad de mejorar o normalizar las relaciones entre Japón y Corea del Norte. Este es un asunto que yo y Kim Jong-un deberíamos resolver directamente”, dijo Shinzo Abe en referencia al presente y futuro con el Sur y el Norte, capaces de borrar el amargo sabor del “desafortunado pasado” colonial. Tokio y Beijing, cada cual en su correspondiente medida, son actores de peso en cuanto acontezca en la región. Pero, objetivamente mirado, es en Washington donde se la dará sazón final a este importante cosido.

Elsa Claro

Elsa Claro: Periodista cubana especializada en temas internacionales.

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