Siria intenta rescatar la armonía en medio de una brutal guerra

Siria, en medio de una guerra que pretende destrozar a la nación, aspira más que a la tolerancia y a la reconciliación, a una armonía entre todos los ciudadanos, algo que caracterizaba a la región.

Al respecto, el presidente Bashar al Assad, en una de las múltiples entrevistas concedidas, precisa que esa es la definición porque ‘así solían ser nuestras sociedades y aunque hay muchos detalles, la esencia consiste en aceptar a los demás’.

Sobre tales principios, con más virtudes que defectos, esta nación del Levante mantuvo de manera más definida que cualquier otra del Medio Oriente, un Estado secular y laico donde la base confesional era para la predicación y no para la praxis política.

Desde la agudización de la guerra impuesta hace unos seis años, fue creado un ministerio con esos objetivos y que hasta la fecha ha permitido reinsertar socialmente a más de 85 mil personas y aplicar una ley de amnistía a una cifra superior a las 30 mil.

En cuatro años, como explicó a Prensa Latina el ministro encargado del tema, Alí Haidar, se ha devuelto la vida social a una parte de la población en más de dos mil pueblos y aldeas y se trabaja continuamente para reubicar a decenas de miles de desplazados internos.

Para lograr esa convivencia armónica, de la cual apenas se mencionan detalles en la inmensa mayoría de los medios de comunicación occidentales, se desarrolla una intensa y continua política en todo el país, incluso en lugares difíciles y complicados donde los grupos terroristas y fanáticos aplican sus ‘leyes’.

Uno de los más precisos ejemplos en ese setido es el campamento para desplazados en Herjaleh, una localidad a unos 25 kilómetros al sureste de Damasco y donde conviven personas de diversas tendencias religiosas e incluso, familias de miembros de organizaciones terroristas.

Prensa Latina visitó y recorrió las instalaciones, dialogó con la ayuda de traductores, con pobladores originarios y refugiados y el alcalde de la población, Abdul Rahman Khatib, quien al saber que éramos cubanos nos condujo hasta las instalaciones que Fidel Castro visitó en el año 2000.

‘Aquí estuvieron los amigos cubanos cuando Siria fue agredida por tropas del régimen sionista y que han sido siempre solidarios con nosotros’, dijo al tiempo que señaló que ahora son oficinas y puntos de almacenamiento de diversos insumos.

Khatib expresó que más del 60 por ciento de la ayuda proviene del Gobierno sirio y el resto de organizaciones humanitarias de civiles y voluntarios y cada tres meses se les entrega a los desplazados una canasta de alimentos y en tiempo de clases, útiles escolares a los centenares de niños en edad docente.

Asimismo, de poco más de mil 200 desplazados, en Herjaleh otras cuatro mil personas viven en el propio poblado de igual nombre y ubicado a unos centenares de metros a la vez que se amplían las zonas de viviendas con todo lo necesario, incluidos mobiliario y abastecimientos.

Para mantener la ayuda y asistencia a las autoridades locales, se instaló una cocina comunitaria, donde laboran medio centenar de mujeres, las cuales procesan con calidad y contenido alimenticio, unas 17 toneladas diarias de productos para almuerzos y cenas.

De igual forma, se mantienen funcionando un puesto de salud, con personal local y médicos procedentes de la capital y oficinas para la actualización de los recién llegados, en todo lo cual colaboran de manera activa y constante, la Media Luna Roja Arabe siria y en ocasiones, la Cruz Roja Internacional y algunos organismos de las Naciones Unidas.

Herjaleh, visitado en una ocasión por reporteros occidentales que dijeron todo lo contrario de lo que sucedía en realidad, como indicó el alcalde Khatib, mantiene por encima de cualquier base confesional, el principio del concepto de Patria y Nación.

Para los sirios, como reflexionó el presidente Al Assad, el laicismo, lo secular, ‘significa libertad religiosa y tal concepto hace bella esa diversidad, incluidos el cristianismo, el Islam y el judaísmo y las diversas sectas surgidas’.

Tal principio caracteriza a esta localidad y constituye el reto que enfrenta Siria cuando se combate al extremismo y el terrorismo en sus más brutales expresiones, para extenderlo y rescatar los valores que siempre defendió y aplicó.

Pedro García Hernández

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