Tragedia de Orlando: El Estallido de las políticas estadounidenses

Hasta el día en que el gobierno de EEUU y sus aliados apoyen al Talibán, la Jehadi y el ISIS en Afganistán, Irak, Siria, Libia y otras partes del mundo, ni Afganistán ni otros países musulmanes estarán a salvo de esta mortífera plaga, ni Estados Unidos y los países europeos.

Omar Mateen, un estadounidense de 29 años de ascendencia afgana, mató a 49 personas y lesionó a docenas de jóvenes en un club gay de Orlando en junio del año pasado, y luego fue asesinado por la policía. Este horripilante ataque terrorista no tiene precedentes en la historia de los disparos masivos estadounidenses.

Las grandes diferencias de clase, las guerras estadounidenses en todo el mundo, las políticas discriminatorias del gobierno de los Estados Unidos hacia los afroamericanos y otras minorías, la falta de control de armas y otros factores similares han llevado a la aparición de tales tragedias en los ” países avanzados y más ricos en el mundo”, que son cada vez más comunes. Lo que distingue al tirador de Orlando, sin embargo, es el hecho de que él y su familia son afganos.

Omar Mateen fue interrogado por las autoridades estadounidenses sobre sus vínculos con dos hermanos chechenos involucrados en el atentado de Boston en abril de 2013, y él declaró en aquél entonces que era miembro del Hezbolá libanés. En 2014, el FBI investigó sus posibles lazos con Munir Muhammad Abu Saleha, miembro del grupo terrorista Al Nusra en Siria. Sin embargo, ambas veces el FBI descubrió que el contacto “mínimo” entre Mateen y los grupos terroristas no representaba ningún peligro. A pesar de esto, su nombre fue incluido en dos listas terroristas y estaba bajo vigilancia de agencias de seguridad. La tienda que le vendió las armas de fuego también sospecharon de sus compras, y las informó dos veces al FBI. Cada día que pasa, surgen nuevos detalles que apuntan al descuido de las autoridades estadounidenses hacia Mateen.

Estas preguntas hacen pensar cómo el tirador, a pesar de estar bajo sospecha, había podido continuar su trabajo en la empresa de seguridad G4S (la más grande del mundo), y cómo podía comprar armas de fuego con tanta facilidad. ¿Por qué nadie prestaba atención a las quejas de uno de sus colegas de la firma, que decía que Omar odiaba a los negros, las mujeres, los gays (aunque los testigos afirman que Omar era gay) y judíos, y deseaba matarlos? ¿Por qué el complicado sistema de los Estados Unidos no investigó las afirmaciones de Sitara Yusufi, la ex-esposa de Omar, que vivió con él durante sólo cuatro meses y afirmó que era un hombre de mal genio que regularmente la golpeaba por cosas pequeñas, como no haber lavado la ropa ¿Por qué las autoridades estadounidenses no se preocupaban por la conducta inhumana, talibana y jehadi de un hombre estadounidense con su esposa? Lo que es más importante, ¿por qué el padre de Omar, Siddique Mateen, que ha afirmado ser el presidente de Afganistán, escapó de la investigación del FBI y de otras agencias de seguridad cuando dirigió programas como “Jirge Durand” “(Asamblea Durand) en la TV “Pajame Afghan” (mensaje Afgano) en EE.UU., y abiertamente apoyó a los talibanes llamándolos “nuestros hermanos luchadores” que están luchando contra Pakistán y el gobierno afgano? ¿Por qué los Estados Unidos han permitido a los canales de televisión de Gulbuddini y del Taliban como “Payame Afghan” propagar abiertamente y justificar el extremismo? Decenas de preguntas así están pasando por la mente de todos.

Las respuestas a las preguntas anteriores están en la verdad de que las agencias de inteligencia de Estados Unidos, especialmente después de la invasión soviética, habían llevado a miles de afganos bajo sus alas para entrenarlos para que pudieran ser usados ​​por la CIA en el futuro, para proteger los intereses de los EE.UU. en Afganistán. Hoy vemos gente como Zalmai Khalilzad, Yusuf Pashtoon, Anwar ul Haq Ahadi, Ashraf Ghani, Farooq Wardak, Omar Zakhilwal, Jawad Tayyab, Hamid Karzai, Rahim Wardak, Omar Daudzai, Nadir Nadiri, Omar Samad, Amrullah Saleh, Wahid Omar, Yusuf Nooristani, Siddique Siddiqui, Assadullah Zamir, y decenas de otras personas que son espías y traidores famosos, y han servido como presidentes, ministros, embajadores, asesores, portavoces y diputados en el régimen títere durante los últimos 15 años.

Siddique Mateen y Omar Mateen no fueron expulsados ​​por la CIA antes de que este crimen ocurriera y antes de que Omar jurara lealtad al ISIS, porque planeaba usarlos algún día en Afganistán, Siria o en algún otro lugar malogrado. Al igual que los Estados Unidos, y el Reino Unido no castigó a personas como Khalil Hashemian, Ishaq Nigargar, Nabi Misdaq, el general Rahmatullah Safi, Abdul Malik que es rival de Rashid Dostum, Siddique Chakari, Bashir Ansari, Omar Khitab, Simin Omar, Qadir Fitrat, Rahmatullah Hashemi y otros, por apoyar el Taliban y la ideología “faccional”, tanto en la teoría como en la práctica, pero protegió a estos lacayos leales para imponerlos a nuestro pueblo algún día. Estados Unidos actúa con asombroso y descarado cinismo en este enfoque. Omar Zakhilwal, que se desempeñó como ministro de Finanzas, lamentó oficialmente la muerte del Mullah Omar, estuvo involucrado en la corrupción financiera y atacó a una mujer nepalí junto con Farooq Wardak y Wais Barmak. La CIA no sólo permitió que Omar Zakhilwal siguiera trabajando como ministro, sino que posteriormente lo nombró asesor financiero de Ashraf Ghani y luego embajador en Pakistán.

Eso está en consonancia con esta política de la CIA, que promueve el fundamentalismo que hoy Gulbuddin, uno de los asesinos y traidores más sucios e infames de los últimos cuarenta años, lleva a Kabul a cambio de una participación en el poder porque este criminal salvaje ha prometido a la CIA, otra vez, que él será el agente leal de la Casa Blanca que él ya fue en el pasado, así que se le da la mano abierta en los crímenes de crueldad, matanza, tiranía y contrabando. No es de extrañar que Zalmai Khalilzad haya palmeado en la espalda a este atacante de ácido.

Es muy posible que algún día Siddique Matin, que desvergonzadamente defendió a su hijo asesino en una típica lengua taliban-jehadi, también entrará en Kabul como Gulbuddin, ostentando sus conocimientos de inglés y obtenga una posición oficial en el gobierno.

Una nueva ola de hostilidad hacia los afganos y los musulmanes se ha apoderado de los Estados Unidos en parte debido a la propaganda, pero lo que los medios de EE.UU. no preguntan es por qué el gobierno estadounidense libera terroristas sanguinarios de las cárceles de Guantánamo y Bagram, para traer miseria a nuestros desafortunados. Continúa apoyando a los asesinos fundamentalistas y los utiliza contra la independencia, la democracia, la justicia y la libertad de las mujeres en Afganistán, a pesar de que a veces algunos de estos perros entrenados, en un desbordamiento de sus “emociones” inspiradas por el Talibán y el ISIS, ataquen a los americanos también. ¿Por qué Estados Unidos, bajo el pesado disfraz de “democracia y derechos de la mujer y derechos humanos”, usa grupos terroristas en Irak y Siria contra Bashar Assad? ¿Por qué los Estados Unidos reemplazaron a los talibanes por los criminales Jehadi, y ahora están trayendo de vuelta a sus talibanes para sus objetivos más grandes en la región y el mundo?

Obama visitó Orlando para ofrecer sus condolencias a las familias de las víctimas, pero hasta el día en que el gobierno estadounidense y sus aliados apoyen a los elementos Talibán, Jehadi e ISIS en Afganistán, Irak, Siria, Libia y otras partes del mundo, ni Afganistán ni otros países musulmanes estarán a salvo de esta plaga mortal, ni los EE.UU. ni los países europeos. Como lo advirtió Omar Mateen, la gente de los Estados Unidos estará de luto nuevamente por sus seres queridos. Sólamente con la destrucción de la máquina de guerra, y con el fin de las políticas intimidatorias, reaccionarias y fundamentalistas de los Estados Unidos, que la gente del mundo será liberada de la pesadilla de las acciones de los fascistas religiosos.

Rawa

Artículo original en inglés:

The blowout os US policies: the Orlando tragedy, publicado el 19 de junio de 2016.

Traducido por Edu Montesanti para PRAVDA.

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