Trump con poco tiempo para el sudeste asiático

Poca actividad muestran las relaciones de Estados Unidos con el Sudeste Asiático tras la llegada a la Casa Blanca de Donald Trump, quien al retirar a su país del Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TPP) afectó a varias naciones de esta área.

Aunque se esperaba, por ser una de las promesas de su campaña electoral, la decisión devino temprana señal del mandatario hacia una región donde siempre preocupó cómo se desarrollarían los nexos bilaterales luego de que Barack Obama los impulsara sobremanera como una prioridad de su política exterior con la intención de ‘contener a China’.

De esta zona, al TPP (siglas en inglés) están vinculados Brunéi, Singapur, Malasia y Vietnam, todos miembros de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (Asean), cuyos otros integrantes son Cambodia, Filipinas, Indonesia, Laos, Myanmar y Tailandia.

Con la salida de Estados Unidos, el pacto se hundió en la incertidumbre porque para su entrada en vigor, debe ser ratificado por al menos seis países que representen el 85 por ciento del producto interno bruto del bloque, en el que también están Australia, Canadá, Chile, Japón, México, Nueva Zelanda y Perú.

Los beneficios previstos, sobre todo un impulso al comercio y las inversiones para el crecimiento económico según se pronosticaba, quedaron en los planes y si el acuerdo se salvara, nunca serán como en la versión original.

Trump puede estar muy ocupado con aquello de ‘Estados Unidos primero’ y otras prioridades de su agenda interna y de la internacional, pero llama la atención que los contactos de su gobierno, en el caso de Asia, se concentraron inicialmente en Japón, Surcorea y China, donde ya estuvo el secretario de Estado Rex Tillerson.

Esas son economías y actores mayores, pero el Sudeste Asiático, por su proceso de integración, cercano a las cinco décadas, no es menos importante, mientras las relaciones Washington-Asean se elevaron en noviembre de 2015 al nivel de asociación estratégica.

A decir verdad, este comienzo tampoco sorprende si se recuerda que poco o nada dijo Trump sobre la referida asociación cuando aspiraba a llegar a la Casa Blanca.

¿Habrá olvidado que se trata de una región de más de 625 millones de habitantes, con un producto interno bruto de dos billones 400 mil millones de dólares y cuyo comercio con Estados Unidos fue de unos 226 mil millones de dólares en 2015, a lo que se añade un creciente papel en Asia-Pacífico no solo en el campo económico?

Esa posibilidad debe descartarse porque cuando ganó las elecciones, los líderes de los países de esta zona acompañaron sus felicitaciones con la voluntad de continuar desarrollando y ampliando los vínculos, posición reiterada en otras ocasiones y hasta con invitaciones para visitas.

En tanto, Trump tiene oportunidades para corresponder. Filipinas, como presidente este año de la Asean, acogerá cumbres de líderes de esa agrupación, al igual que Vietnam, anfitrión durante 2017 de las actividades del Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC); al cual pertenece Estados Unidos. ¿Encontrará espacio en su agenda para asistir a algunas de estas citas y así acercarse a la región?

Mientras, el bloque de las 10 naciones seguirá avanzando en el proceso integracionista y fortaleciendo los nexos con los demás socios para así reafirmar su creciente importancia.

Teresita Vives Romero

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