Ucrania y la encrucijada del gas ruso

El tiempo se acaba y Rusia y Ucrania se mantienen hoy sin acuerdo visible para extender el contrato de tránsito del gas ruso por suelo ucraniano, con consecuencias negativas. Pero, ¿cuál saldría más perjudicado?

La referida pregunta es una de las más mencionadas y, al mismo tiempo, difíciles para los analistas, que se lanzan a hacer pronósticos sobre lo que pudiera ocurrir a partir del 31 de diciembre próximo, cuando expira el contrato firmado en 2009 por Moscú y Kiev.

Tras un golpe de Estado en Kiev, en febrero de 2014, cuando la derecha apoyada por paramilitares neofascistas llegó al poder, Rusia rechazó esa ruptura constitucional y ello agudizó la tensión entre ambas naciones, incluido en torno al tránsito y suministro de gas.

El gobierno golpista estimó que al firmar un contrato en 2009 la entonces primera ministra ucraniana, Yulia Timoshenko, traicionó a su patria al aceptar tarifas de gas exigidas por Moscú.

Sin importar que ahora Kiev pague tarifas a Europa iguales o superiores a las contenidas en el contrato con Moscú, la empresa Naftogaz se negó a abonar tres mil millones de dólares por el gas ya suministrado por Rusia.

Ucrania aprovechó la rusofobia en Europa para, en lugar de saldar la deuda, presentar una querella en un tribunal de Apelaciones de Estocolmo, Suecia.

Finalmente, ese tribunal decretó pagos mutuos con un balance negativo para Gazprom de dos mil 500 millones de dólares.

A ello se sumó que Ucrania consideró que Gazprom violó las regulaciones antimonopolio y decretó una multa por otros seis mil millones de dólares para el gigante gasífero.

Kiev también estimó necesario imponer una multa a Gazprom por 11 mil 500 millones de dólares por negarse a renegociar la tarifa por el tránsito de cada 100 mil metros cúbicos por cada 100 kilómetros de gasoducto.

Ucrania prevé, además, exigir compensaciones por 12 mil 600 millones de dólares por supuestas futuras pérdidas, en caso de dejar de ser un país de tránsito, luego de la entrada en funcionamiento del gasoducto Torrente Norte 2, que une a Alemania con terminales rusas.

El vocero del Kremlin, Dmitri Peskov, calificó tales demandas como absurdas e inaceptables.

La tensión con el tiempo en contra

El 31 de diciembre, en caso de fracasar los intentos de llegar a un acuerdo, Rusia y Ucrania llegarán a un momento bien tenso. Por un lado, Ucrania deja de ser un país de tránsito del gas ruso; y del otro, Rusia pierde una importante vía para enviar el citado combustible a Europa.

De su lado, el ministro ucraniano de Energía y Minas, Alexei Orzhel, afirma que su nación acumuló 21 mil 600 millones de metros cúbicos en sus depósitos subterráneos, con capacidad para 30 mil millones.

Orlezh afirma que la cifra es un récord para la última década, pero olvida que el gas almacenado en los depósitos es necesario pagarlo, lo que puede llevar a Naftogaz a abstenerse de su empleo, incluso en caso de crisis de suministro de combustible, indica el experto Alexander Frolov.

De acuerdo con Frolov, Ucrania redujo su consumo de gas desde 2013 en 17 mil millones de metros cúbicos anuales, para dejarlo en 30 mil 600 millones. Ucrania produce 20 mil millones en un año.

Por su lado, Rusia posee vías alternativas para llevar el referido combustible a la Unión Europea (UE): el gasoducto Torrente Azul, el Yamal-Europa y el Torrente Norte, mientras concluye en este año el Torrente turco y en breve el Torrente Norte 2.

Solo el Torrente Norte 2 y el Torrente turco sumarían más de 80 mil millones de metros cúbicos anuales para Europa, cuando alcancen su máxima capacidad, algo que es posible suceda, pese a la oposición de Washington.

Además, la UE llenó sus depósitos de gas al 90 por ciento y puede campear una crisis de suministro, aunque tampoco por mucho tiempo.

Las alternativas

Por un lado, la suspensión del tránsito por Ucrania del gas ruso encarecería ese combustible y con ello aumentaría el riesgo de que Estados Unidos intente proponer su gas esquisto en el mercado europeo.

Asimismo, el gas excedente que Europa vende a Ucrania por el polémico esquema de reverso, desaparecería, estima el diario Nazavisimaya Gazeta.

Pero el gas también llegará a Europa a través de otros esquemas: el gasoducto Transanatolia, que pasa por Turquía y que llevaría unos 16 mil millones de metros cúbicos de gas azerí e iraní. Ello no amenaza por ahora a las exportaciones rusas a la UE.

Sin embargo, el gasoducto Transnadir también se termina en breve. Si se conectara a ese gasoducto con Turkmenistán, entonces sería necesario habla de una alternativa creíble, estiman expertos del diario digital Voenoe Obozrenie.

En medio de las negociaciones entre Rusia y Ucrania en torno a las condiciones para la firma de un nuevo contrato, la UE recomendó a Kiev retomar la compra directa de gas ruso por un volumen de unos 15 mil millones de metros cúbicos anuales.

Expertos estiman que en caso de vencerse el contrato actual, sin la firma de ningún acuerdo, el sistema de gasoductos ucranianos colapsaría y, en ese caso, Kiev acumularía las mayores pérdidas en el diferendo.

Antonio Rondón García

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