La Revolución Bolivariana ha demostrado, una vez más el 15 de octubre, que solo un pueblo organizado y movilizado está en la plena capacidad de derrotar los planes de la contrarrevolución por muy bien que éstos hayan sido sistemáticamente elaborados en verdaderos laboratorios por asesores con profusa experiencia en el derrocamiento de gobiernos populares.
La victoria en 17 de 23 estados es histórica y le da al proceso venezolano un nivel importante de oxigenación en un momento que Estados Unidos y la oposición interna pretendían asfixiarla hasta antes de fines de año. Todos los planes para derrocar a Nicolás Maduro han fracasado en lo que va del año, desde haberlo declarado “Presidente ausente” en enero hasta la “toma de Caracas” en julio pasado. Por lo demás, el triunfo del chavismo en el Estado de Miranda, controlada por el radical derechista Henrique Capriles, adquiere un valor estratégico.
Muchas son las lecciones políticas que se desprenden del resultado del domingo pasado, pero de manera preliminar podemos apuntar las siguientes:
La primera, con seguridad la más importante, es que cuando los hombres y las mujeres luchan impulsados por la necesidad de continuar el cambio y la certeza de la victoria, parafraseando al Che, a pesar de las condiciones objetivas adversas (problemas en la economía, acciones de terrorismo desarrolladas por la oposición, una guerra mediática sin precedentes y un elevado nivel de injerencia externa), el pueblo es capaz, por la fuerza que irradia su subjetividad comprometida, de salir airosos de los momentos más delicados.
La segunda, que no hay una relación mecánica o una determinación automática entre el comportamiento de la economía y la respuesta política de la mayor parte de la población. El pueblo venezolano ha demostrado, como lo hace desde hace más de 57 años la revolución cubana en situación de criminal bloqueo, que la defensa de la soberanía y la independencia es mucho más importante que los problemas que se enfrentan en la economía. Es verdad que Venezuela enfrenta problemas económicos atribuibles a razones internas y externas, pero también es incuestionable que ese pueblo está decidido a no retroceder en todo lo conquistado desde el gobierno de Hugo Chávez.
La tercera lección es que por muy poderoso que sea el imperialismo –lo que es apenas una hipótesis mas que una realidad, dada su declinación hegemónica-, y por muy interesadamente entrometido que sea Luis Almagro y otros presidentes de la región cuyos nombres son impronunciables, no se puede resolver desde afuera lo que no se tiene adentro. Es decir, la situación de la oposición venezolana es tan lamentable que lo que ha logrado parcialmente en un momento dado (acciones de terrorismo y desinformación) es más por lo que se hizo en suministro de recursos y asesoramiento en métodos de terrorismo desde el exterior (como los instruidos por la gente de Posada Carriles) que por su capacidad propia, cuyo límite estaba en la capacidad de resistencia y movilización del chavismo.
En suma, lo que se ha conquistado en las elecciones regionales hay que celebrarlo y eso es lo que estos días la máxima dirección de la Revolución se ha encargado de hacerlo de distintas maneras. No hay que subestimar la reacción de la oposición, pero ya se está recuperando la fuerza material y subjetiva para derrotarlo.
Hugo Moldiz Mercado
Hugo Moldiz Mercado: Es abogado boliviano, comunicador, docente universitario, investigador, máster en Relaciones Internacionales y corresponsal de agencias internacionales de noticias. Ha asesorado algunas comisiones de la Asamblea Constituyente de Bolivia.
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