¿Viven los demócratas de EE.UU. su momento de despegue?
Los demócratas celebran hoy importantes victorias electorales tras meses de continuas derrotas, divisiones y problemas internos que los hicieron perder mucho terreno en la política estadounidense. Todavía el partido azul siente los efectos negativos de la inesperada derrota sufrida hace exactamente un año por la excandidata presidencial Hillary Clinton frente al actual jefe de la Casa Blanca, el republicano Donald Trump.
Desde la noche del 8 de noviembre de 2016, cuando se rompieron casi todos los pronósticos de analistas y se derrumbaron las encuestas, la formación había intentado recomponerse de manera infructuosa, pero volvió a sufrir golpes en comicios especiales como los de Georgia y Carolina del Sur.
Anoche esa suerte cambió, y los demócratas no solo se llevaron los dos puestos de gobernador que estaban en disputa -Virginia y Nueva Jersey-, sino que además retuvieron o conquistaron alcaldías, fiscalías generales y otros puestos a nivel estatal y local.
Este martes Phil Murphy conquistó para el partido el cargo de gobernador de Nueva Jersey, luego de ocho años de mandato republicano con Chris Christie, quien concluirá su segundo periodo en enero como el más impopular de los ocupantes de esa posición en el país.
Para varias fuentes, el triunfo de Murphy sobre la actual vicegobernadora, Kim Guadagno, ayudará a la formación a comenzar a reducir la gran superioridad del Partido Republicano, que domina 34 puestos de gobernador en el país, frente a solo 15 demócratas y un independiente.
El resultado más importante de la noche, sin embargo, ocurrió cerca de esta capital, en el estado pendular de Virginia, donde Ralph Northam venció al republicano Ed Gillespie, quien contaba con el apoyo del presidente Donald Trump.
Aunque el mandatario no participó personalmente en ningún acto favor de Gillespie, sí lo apoyó de forma pública y llamó a votar por él.
Por su parte, durante gran parte de su campaña el candidato del partido rojo no habló del presidente, pero luego hizo un giro hacia las tácticas del jefe de la Casa Blanca con promesas como defender el legado confederado o anuncios que criminalizaban la inmigración.
De ahí que para varios analistas los comicios de Virginia eran una especie de referéndum sobre la administración Trump y un botón de muestra de lo que podrían ser las elecciones de medio término de 2018.
Virginia nos ha dicho que terminemos con la división, que no apoyemos el odio y el fanatismo, y que acabemos con la política que ha desgarrado a este país, expresó Northam tras su victoria.
La formación azul también ganó las disputadas alcaldías de Charlotte, Carolina del Norte, y San Petersburgo, Florida; mientras en Maine los votantes aprobaron una medida electoral para expandir el programa Medicaid bajo la Ley de Cuidado de Salud Asequible que Trump busca derogar.
Otro éxito para la formación azul, este sí muy esperado, fue la reelección de Bill de Blasio como alcalde de Nueva York.
Poco después de aventajar con gran superioridad a su rival republicana, Nicole Malliotakis, De Blasio dijo al presidente que si se vuelve contra los valores de su ciudad natal, la urbe resistirá.
Al hacer un balance de los resultados de los comicios, el diario The Washington Post consideró gran ganadora de la noche a la moral demócrata, al afirmar que la fuerza política tiene impulso en todo el país.
Para el diario, en la jornada de urnas salió derrotado el estilo nacionalista de Trump, al cual apelaron los aspirantes republicanos tanto en Virginia como en Nueva Jersey, aun cuando el presidente achacó la derrota de Gillespie a que el candidato ‘no me abrazó ni a mí ni a lo que represento’.
De acuerdo con el periódico, a pesar de encontrarse a más de 11 mil kilómetros de distancia, en Corea del Sur, el jefe de Estado estaba en la boleta electoral de Virginia por el modo en que defendió durante el proceso al representante de la formación roja.
Por su parte, la cadena CNN sostuvo que los republicanos se despiertan este miércoles en una pesadilla: de repente, el control total del Congreso estaría en grave peligro, a lo cual se une que las bajas calificaciones de aprobación de Trump parecen tóxicas.
A decir de la televisora, los demócratas poseen un gran impulso psicológico que ayudaría a su recaudación de fondos y reclutamiento de candidatos, situación que podría combinarse con más retiros de republicanos que decidan no optar por la reelección al Congreso en 2018.
Pero algunas fuentes advierten que los demócratas quizás lean los resultados de anoche, sobre todo en Virginia, con demasiado optimismo, cuando realmente no llegan a ser una muestra definitiva de que la desaprobación de Trump pueda traducirse en votos para la fuerza azul el año venidero.
Si bien es cierto que Virginia es considerado un territorio bisagra, donde los votantes pueden inclinarse hacia cualquiera de los dos principales partidos del país, desde 2009 ningún miembro de la formación roja ganó una elección estatal allí.
Así, mientras los demócratas disfrutan un éxito a todas luces importante, sería demasiado prematuro augurar que a partir de ahora les esperan resultados ascendentes.
Su meta, es sabido, consiste en recuperar alguna de las dos cámaras del Capitolio, donde los republicanos tienen mayoría, y preparar el terreno para las presidenciales dentro de tres años, pero el camino sigue demasiado escabroso.
Martha Andrés Román
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