Advierten de que en 20 años se duplicó el endeudamiento de América Latina
Eric Toussaint y Milan Rivié, especialistas del Comité para la Abolición de las Deudas Ilegítimas (CADTM) señalaron que en los últimos años se asistió a un aumento espectacular del stock y del servicio de la deuda en la región.
«En el espacio de 20 años el servicio de la deuda de la región literalmente explotó. Pasó de 72,86 miles de millones de USD, al doble, o sea, 143,74 miles de millones de USD. En 2019, el 43 % de esos PED [países en desarrollo] dedicaban muchos más recursos al servicio de la deuda que a gastos de salud, por ejemplo: Argentina, Belice, Dominica, Ecuador, Granada, Haití, Jamaica, El Salvador, San Vicente y las Granadinas. El servicio de la deuda de esos 10 países absorbía entre el 6,7 y el 38 % de los ingresos del Estado», afirman los especialistas.
El gran problema de deuda se vio agravado por la pandemia del Covid-19 en el año 2020. El estudio concluye que «la crisis económica mundial vuelve más difícil la normal prosecución del pago de la deuda. Teniendo en cuenta que el continente está afectado terriblemente por la pandemia de la Covid-19 con más de 235.000 muertos en Brasil, más de 170.000 en México, más de 56.000 en Colombia, más de 50.000 en Argentina, más de 41.000 en Perú, está más que nunca justificada la suspensión de pago de la deuda».
Y además rematan planteando que la suspensión de pagos se trata de «una condición sine qua non para poder reorientar los gastos públicos y combatir los efectos de la pandemia, las consecuencias de la crisis económica, y poder luchar contra la crisis climática».
Desde otra perspectiva, pero analizando el mismo fenómeno, el presidente del Banco Mundial, David Malpass, señaló este martes en una conferencia que «la carga y el pago de la deuda existente están utilizando un espacio fiscal muy importante en los países, espacio que se necesita para las redes de seguridad social, para la educación, la salud, para las necesidades básicas de las personas”. ”Si los países están pagando a sus acreedores, eso agota los recursos disponibles”, agregó.
No obstante, a diferencia de las propuestas del CADTM, el titular del organismo propone que para evitar una crisis de deuda en la región se «requiere que los acreedores bilaterales oficiales, los acreedores del sector privado, trabajen para encontrar tasas de interés más bajas para las diversas deudas que gravan a la región». Es decir, una reestructuración.
Lo llamativo de su intervención fue el reconocimiento de los estragos que ocasionó sobre América Latina la política de Estados Unidos con el Plan Brady a finales de los años ´80, en la que el propio Malpass fue funcionario.
El Plan Brady consistía en canjes de bonos a los países de Latinoamérica que estaban inmersos en una crisis de deuda. «Eso llevó a una década perdida. Esta vez, tenemos que intentar evitar que una crisis por deuda se extienda,” afirmó. Su plan de refinanciación no deje de generar cuantiosas ganancias para los fondos privados de inversión que especulan con las deudas soberanas de los países atrasados y dependientes de Latinoamérica. No constituye una verdadera solución al problema de la deuda porque no se atacan sus raíces estructurales profundas, como quedó demostrado por las sucesivas reestructuraciones en la historia de la región.
Los estragos de la deuda
Toussaint y Rivié describen que «entre 2000 y 2019, la deuda externa pública de la región se multiplicó por 2,43. Durante el mismo período, la transferencia neta fue positiva (+3.353 millones de USD). Entre 2000 y 2008, la transferencia neta fue negativa (–188.620 millones de USD). Este monto representaba el 4,5 % del PIB de los PED de la región en 2008. Las crisis financieras en el Norte y el flujo de capitales hacia los países del Sur explican, en gran parte, la transferencia neta positiva para los siguientes años».
Símbolo de las dificultades económicas encontradas en esos países a causa de la carga de la deuda, según el estudio es que «mientras que el PIB se duplicó entre 2000 y 2008 (de 2,085 a 4,203 billones de USD), solo aumentó un 20 % entre 2009 y 2015, hasta los 5,149 billones de USD.
Otro de los símbolos de la situación es el fuerte endeudamiento con organismos de crédito internacional, representante del capital financiero: 22 países pidieron ayuda al FMI durante ese período, «o sea, a excepción de Cuba (país que no es miembro del FMI), Guatemala y Venezuela, todos los otros PED de la región. En 20 años, esos países obtuvieron préstamos del FMI por 135.000 millones de USD. Y, hasta ahora, reembolsaron 105.000 millones [de dólares], de lo que el 12 % corresponde únicamente a cargas e intereses».
Y rematan que «entre los países más afectados por la intervención del FMI señalemos a Argentina, Ecuador, Haití, e incluso Surinam.»
De acuerdo al estudio presentado, en las últimas dos décadas nos encontramos dos fases, «una reducción del endeudamiento, de 2004 a 2006, al comienzo del aumento de los ingresos en paralelo con el aumento de precio de las materias primas, seguido, a partir de 2007, de un aumento permanente de la deuda».
Evolución de la deuda externa pública de la región América Latina y el Caribe, por tipo de acreedor (en miles de millones de USD)
Además, se puede hacer una distinción entre los acreedores, repartidos aquí en 4 categorías:
– En azul: los acreedores bilaterales. Son préstamos entre Estados.
– En amarillo: los acreedores multilaterales, excepto el FMI. Son préstamos provenientes de las instituciones financieras internacionales (Banco Mundial, bancos de desarrollo).
– En rojo: las deudas con el FMI.
– En verde: los acreedores privados. Se distingue: en verde oscuro, los préstamos contratados en los mercados financieros en forma de títulos soberanos vendidos en su mayor parte en Wall Street; en verde caqui, los préstamos bancarios; en verde claro, los prestamos provenientes de otros tipos de acreedores privados.
Servicio de la deuda de los PED de la región América Latina y el Caribe (en miles de millones de USD)
Asimismo, señalan como resultado que en el último año, «en el período que va del 1 de marzo de 2020 al 1 de enero de 2021, los países de la región también se vieron afectados por una fuerte depreciación de sus monedas frente al dólar estadounidense y al euro, principales divisas de intercambio». «Las tres «locomotoras» económicas de la región, Argentina, México, y Brasil, tienen una depreciación de sus monedas de –26,5 %, de 0,94 % y de 13,65 %, respectivamente. Frente al euro y excepto Chile, todas las monedas de la región sufrieron una depreciación».
Desconocimiento soberano de la deuda externa
El Comité para la Abolición de las Deudas Ilegítimas promueve que los países de la región declaren la suspensión de pagos de la deuda, mucha de la cual ya denunciaron como deuda ilegítima y odiosa, por contraerse a espaldas de las necesidades de las mayorías sociales y con responsabilidad tanto de los gobiernos que tomaron deuda como de los acreedores que prestaron sabiendo que eran insolventes.
Insisten que esa suspensión de pagos es una condición sine qua non «para poder reorientar los gastos públicos y combatir los efectos de la pandemia, las consecuencias de la crisis económica, y poder luchar contra la crisis climática».
Por el contrario de la recomendación de los especialistas y con los motivos de sobra justificados para la suspensión de pagos durante la pandemia, en Argentina el gobierno de Alberto Fernández reestructuró su deuda con los privados en el peor momento de la crisis pandémica, hipotecando al país por muchos años más. Asimismo, avanza ahora hacia un nuevo acuerdo mucho más condicionante con el Fondo Monetario Internacional (FMI) de facilidades extendidas.
Desde el Frente de Izquierda, el desconocimiento soberano de la deuda basado en una investigación que demuestre su fraude e ilegitimidad es el primer paso para comenzar a sentar las bases de otra economía. Y debe acompañarse de medidas de autodefensa nacional para evitar la fuga de dólares y el saqueo de las arcas del Estado, como la nacionalización de los bancos en un banco estatal único bajo gestión de sus trabajadores y el monopolio estatal del comercio exterior.
Lucía Ortega
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