El fracaso de la diplomacia económica de las sanciones

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La reacción de China a las sanciones que le impuso la Administración de Biden refleja el mayor fracaso que se pueda a imaginar de las varias que pudren la política económica exterior de Estados Unidos.

Esa podredumbre se deriva de la  tendencia de Occidente a creer que aún controla la economía mundial. Ese uso de las sanciones como política exterior coercitiva trata de convertir el dólar estadounidense en un arma.

Las sanciones se vienen aplicando como castigo desde hace tiempo, desde la agresión de la OTAN contra Irak.  Aquella famosa vez que Maddeline Abright respondió que  las sanciones contra Irak que habían matado medio millón de niños iraquíes habían cumplido su función. Estados Unidos viene aplicando sanciones  desde hace mucho tiempo creyendo que sacrificando a la población  van a obtener un cambio de gobierno. Pero nunca han funcionado así, siempre han fracasado. Y nunca funcionan durante mucho tiempo. Su gran propósito, incitar a un cambio de régimen, nunca funciona.

Bashar Al- Assad, el líder de Siria,  es quizás la  persona más sancionadaas del mundo. Igual sigue vivo y en el poder después de años de esta política absurda y criminal contra Siria, a la que los Estados Unidos roba su petróleo.

También son sancionados inútilmente los líderes de Rusia, Venezuela, Irán y otros. Si la definición de locura es hacer lo mismo una y otra vez y esperar un resultado diferente,  en Washington están locos. Parece que insistir en la política de sanciones del Tío Sam debería llevarlo al manicomio y esta vez parece que eso está por suceder. ¿Qué éxito puede mostrar  después de sancionar al 29 por ciento de la economía global? Ninguno, aparte de haber hecho aún más pobres  a los pobres de países remotos que se saltan las comidas y a los diabéticos  que racionan su insulina y niños  enfermos sin medicinas.

Parece  que esas perversiones están encontrando una respuesta  en  la misma especie de medida.

China respondió a las sanciones que querían privarla de desarrollar su  propia industria de chips con algo devastador para la industria  informática de  Estados Unidos.

Lo único  que han logrado  las sanciones y de lo que puede  jactarse  la mayor democracia del mundo y el imperio mas violento que haya existido en la historia humana es de hacer mas penosa la vida de las personas indefensas e indigentes. Estados Unidos hace siempre eso, como todo el mundo sabe. Lo hace en casa y lo hace en el exterior. Pero ahora, con China, encontró la horma de su zapato. China es el principal productor mundial de dos minerales de tierras raras  indispensables para  para la industria informática de Estados Unidos: el galio y el germanio. Veremos si la reciprocidad le gusta al gigante imperial.

El día 3 de julio Estados Unidos tuvo un rudo despertar. Esa mañana China anunció que imponía controles a la exportación de esos dos minerales de tierras raras vitales para el sector estratégico más importante de la industria norteamericana, porque golpea la producción de paneles solares  que son esenciales en los proyectos de sustitución  de las energías fósiles y la producción de armas teledirigidas en un momento crucial para la política internacional de Estados Unidos. Lo grave para Washington es que no tiene otra  opción que agachar la cabeza y quitar sus sanciones a China porque esto es solo el principio de una retaliación. Sucede  que China controla el 60% del comercio de minerales  extraídos de tierras raras. El otro 40% está en lugares  inaccesibles porque está bajo el régimen de sanciones  de Estados Unidos.

Los minerales de tierras raras son  vitales  para las nuevas industrias  que Estados Unidos quiere desarrollar. Toda la tecnología de los paneles solares  y de vehículos eléctricos  requieren galio y germanio, que también son indispensables en la industria de microchips que usan  en el armamento norteamericano mas moderno.

Los directivos de Intel, Nvidia, Raytheon y Lockheed Martin  están muy preocupados por este movimiento de China y han ido a implorar a Biden que suspenda las sanciones  tecnológicas contra China.

Porque la situación  puede empeorar. De acuerdo con las últimas noticias de la prensa china, el viceministro de Comercio de China, Wei Jianguo, dijo a la prensa que los controles a la exportación de galio y germanio eran solo el principio de una política de restringir la exportación de minerales de tierras raras. Porque la intención era paralizar la industria norteamericana que depende de  microchips. Es probable que por esa razón el presidente chino, Xi Jingpiao, advirtió el pasado 21 de julio a las fuerzas armadas de China que debían prepararse  para una guerra inevitable  con Estados Unidos.

Umberto Mazzei

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