México – “Ya me voy de tu tierra mexicana bonita”

Yo vengo del lugar donde te dormían con un bolero y te despertaban con una ranchera.

Quienes me lean desde cualquier otro país que no sea Cuba, quizá no sabrán, que muchas emisoras radiales cubanas, inician sus madrugadas con canciones mexicanas. Así fuimos sintiendo a la tierra azteca, primero por sus melodiosas voces, su historia y por su picante chile “habanero”. Se trata del ají naranjo y picante de Yucatán. ¿Quién le pone el cascabel al gato?

En mi casa, el paradigma de hermoso ejemplar masculino, no era cubano. Jorge Negrete, Pedro Infante, hasta Pedro Almendariz. En cuando al femenino, todas nos retábamos con el carácter y la ceja levantada de “La Doña”, María Félix. Para ni pensar en igualar su estampa de hembra incuestionable.

Por ahí llega Agustín Lara y Pedro Vargas. “Nave al garete”, para de contar “porque te sientes idolatrada”.

Reír con las Cantifladas o Tintanadas, de Mario Moreno y Humberto Gómez, parecía cosa común y corriente. No sé cuántas veces vi esas películas mexicanas, repetidas en la tv cubana. Recuerden que muchos ídolos cubanos del arte, incluso humorísticos, habían partido y se nos privó de esas memorias gráficas. Me refiero, por ejemplo al jagueyano, Leopoldo Fernández, el José Candelario de “Tres Patines”, del programa radial y televisivo “La Tremenda Corte”, que hoy pertenece más al mundo que a Cuba. Incluso en México aún se escucha.

Hasta aquí responsabilizo de las memorias a la abuela Rosa. Mujer alfa que suspiraba al pie de un mostrador, mientras criaba a sus hijos, una “escalerita” de tres varones y tres hembras. Estampa impropia de cualquier país Latinoamericano o del Caribe.

Pero una noche en que me cuesta dormirme con sueño, siento al peor charro de la comarca, malogrando un corrido a mis propios pies. Estoy en México, con tan mala suerte que a los vecinos se les ocurrió contratar al azar, sin escuchar un “demo”.
Tengo que decir en voz alta, “esto si es mala suerte”. Muero de la risa y agradezco a esta tierra linda. La amiga cubana que me acogió, estalla en carcajadas desde la otra habitación. Una costumbre que no se nos olvida, desde los años universitarios. No hay nada como dormir feliz. Tuvo que detenerme, porque cubana de Cuba como soy, ya quería sumarme a la casa del vecino. Si no puedo lograr que se callen, imaginé, al menos les hago coro.

Sin embargo, cuesta conocer a México desde Monterrey.

Con una presumida fortaleza económica, está enfocada en las manufactureras, metalúrgicas, alimentos y bebidas. Unos 5 millones de habitantes, según último censo de 2015, la convierten a la segunda región en extensión y tercera más poblada de México -después del Valle de México y Guadalajara- y quizá, en la más temerosa de cualquier cambio político.

Por su vecindad con los Estados Unidos, en Monterrey asumen que cualquier impacto en las negociaciones del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, le será adverso.

“Esto apenas empieza”, dice un mensaje reciente, clavado con un picahielo sobre una bolsa con restos humanos en el municipio de Escobedo, parte del área metropolitana de Monterrey. Un territorio codiciado por los cárteles de la droga, que como disputa básica se pelean por la “plaza”. En esta zona de trasiego de drogas hacia los Estados Unidos, la región mexicana se encuentra bajo el asecho de la delincuencia organizada en al menos seis cárteles, en plena restructuración.

Como mismo a veces parece que no pasa nada, otro día te encuentras con la Policía Militar y personal de la Marina patrullando las principales avenidas y recintos de la ciudad. Cuando digo patrullando, imaginen una película de rangers, artillados hasta los dientes que no puedes dejar de mirar, para que parezca real en tu registro de memoria.

Por eso mismo, ejercer el periodismo se ha vuelto muy peligroso en México. Las consecuencias son letales y las agresiones de todo tipo para los informadores, están a la orden del día. Al menos estando aquí, dos automóviles emboscaron a Juan Carlos Huerta, acribillando a balazos. El periodista tabaqueño de radio y televisión, resultó ser el número cuatro entre los homicidios a comunicadores en 2018. Al día de hoy se conoce un nuevo asesinato en el estado de Quintana Roo; el periodista José Chan Dzib, miembro del semanario Playa News Aquí y Ahora, ocupa el número ocho en 2018.

Para ser más específicos, los asesinos de periodistas escogen fecha cerrada para advertir al gremio. Al joven que dejó dos hijos y esposa, lo mataron el mismo día del primer aniversario del ultraje al periodista Javier Valdez, de Sinaloa y suman más de un centenar de comunicadores asesinados desde el 2000. Sólo les digo que México es uno de los países más peligrosos para ejercer este oficio, ante un gobierno que termina en diciembre, usando el sistema “Pegasus” de espionaje electrónico.

“En vez de proteger a los periodistas amenazados se les espía”. Lo dijo el periodista John Gibbler, en su libro sobre Ayotzinapa: “En México es más peligroso investigar sobre el crimen de un periodista, que cometerlo”.

En medio de esta dolorosa realidad, México es siempre una esperanza de color y vida, donde he conocido el renacimiento de la literatura y el arte, como opuesto a la sombra. Esa siempre ha sido la función del arte. Elevar la luz en medio de las injusticias, las intrigas y las guerras.

Hay mucho de todo eso en la sobrevida de los millones de a pie, que aún saben reír; como en la belleza de sus telas bordadas, la artesanía policromada y los murales pintados, que aquí están bajo techo. Porque Monterrey es un monumento amurallado por montañas y torres de altos edificios en el centro comercial. Las casitas blancas de las colonias para la clase media, y las matizadas en las faldas de la colonia Independencia, cuna de migrantes trabajadores y maleantes. Allá arriba, en la Sierra Madre Oriental, el Cerro de Chipinque, reafirma con una “M” de tres caprichosas ondulaciones, la primera letra que denomina a la ciudad, a una altura de 2,200 metros.

Estando aquí, aprecio como casi definitiva -si lo dejan- la victoria de Andrés Manuel López Obrador (AMLO) para la presidencia de la República de México. Representando a MORENA (Movimiento de Regeneración Nacional) se dice que tiene el 47 por ciento de las intenciones de voto y un 92 por ciento de probabilidad de ganar.

Entre la desidia y la impotencia, se mueven los criterios. El que llegue viene a robar, que no va a salvar el mundo o que quieren darle un escarmiento a los otros partidos. O que es el peor, porque es socialista. Comenta un porciento de votantes descreído o afectado por la política de AMLO.

Podría ser el primer político de la izquierda en los últimos 30 años, que llegue al poder, en un momento en que tendrá que ganar músculo frente a la gravedad de sus problemas sociales y a los Estados Unidos.

“La defensa de la austeridad y las críticas contra el despilfarro del estado suelen ser argumentos conservadores. Pero AMLO, el líder histórico de la izquierda mexicana, entiende el atractivo de la frugalidad pública para un país de 127 millones de habitantes que tiene 50 millones de pobres”, dicen hoy en el diario La Vanguardia. “Lo primero que vamos a hacer es recortar los salarios y las pensiones de los altos funcionarios”, dijo recordando que los ex presidentes mexicanos cobran las pensiones más generosas del mundo (unos 9.000 euros al mes). Identificar la corrupción con privatización y desregulación le ha dado muy buenos resultados en la campaña electoral.

Con tal programa lidera ampliamente los sondeos, a no ser que se produzca un gigantesco fraude electoral, será elegido presidente de México este 1 de julio.
Así que vuelvo México, porque ahora te conozco en la esperanza, te llevo en los ojos, en el sabor y en el alma y no me alcanzó el tiempo para caminarte por ahí para abajo. Por algo comencé por tu Norte, Monterrey. Y la despedida, prefiero que sea entre canciones, cuando uno de estos días me duerma con una ranchera y amanezca en un bolero acunada por La Habana.

Rosa María Fernández

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