Revuelta Interna en la BBC por Gaza

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Informe Detallado:

La BBC se enfrenta a una revuelta interna por su cobertura de la guerra de Israel contra Gaza. Los periodistas acusan a la organización de parcialidad estructural e injerencia.

Traducido del neerlandés para Rebelión por Sven Magnus

La versión en neerlandés de este artículo fue censurada por facebook. Informar sobre la censura es a su vez censurado… 

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Hemos borrado su mensaje. ¿Por qué ha ocurrido esto? Parece que has intentado conseguir likes, seguidores, acciones o visualizaciones de vídeo de forma engañosa. 

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Los principales medios de comunicación rara vez se permiten auténticas mentiras mediáticas, pero ocurre. Basta pensar en la fosa común de Timișoara, en los bebés incubados en Kuwait o en las armas de destrucción masiva de Irak. (Para más explicaciones sobre esas flagrantes mentiras, véase el anexo al final del artículo).

La distorsión de la realidad suele producirse de forma más sutil, a través del encuadre, la ocultación o subexposición de ciertos hechos, la omisión del contexto, la elección de expertos, la magnificación de ciertos hechos, titulares engañosos, imágenes sugestivas, etcétera.

En la mayoría de los casos, esta distorsión de la realidad no emana de periodistas individuales, sino que es iniciada e impulsada por sus editores en jefe. Esos redactores jefe, a su vez, están sometidos a la presión de los magnates de los medios comerciales. En el caso de las cadenas públicas, están bajo tutela y control político.

Otro filtro que colorea la cobertura procede de los anunciantes. Los mensajes incoherentes con sus expectativas de beneficios quedan prohibidos en la medida de lo posible.

Para meter a los periodistas en esa línea, existen tres mecanismos. En primer lugar, comprueban si su ideología coincide más o menos con la del redactor en jefe y del empresario. Cuando se les contrata, esto es difícil, pero con el tiempo es posible y determina nuevas oportunidades profesionales.

En segundo lugar, los periodistas -para seguir viviendo y no poner en peligro sus carreras- se amoldan a la presión editorial aplicando la autocensura.

Si esos dos mecanismos no bastan, los editores en jefe ajustan cualquier elemento «molesto» en la relectura o simplemente se suprimen determinados pasajes. En el peor de los casos, no se publican artículos o informes enteros.

La BBC y Gaza

En cuestiones sin importancia o políticamente neutrales, las intervenciones editoriales no suelen ser necesarias. Es especialmente en los acontecimientos con carga política cuando la cobertura informativa se distorsiona o manipula. En los últimos 15 meses, éste ha sido sin duda el caso del genocidio en Gaza.

Por lo general, como la mayoría de la gente no trabaja en los medios de comunicación, no somos conscientes de cómo se manipula e impulsa la información. A nadie se le prohíbe hablar, pero un periodista que revele información confidencial, puede temer por sus perspectivas profesionales.

Sólo cuando las cosas se desbordan y un grupo entero de periodistas hace públicas sus quejas se vislumbra esa presión invisible pero muy presente sobre la información. Eso ocurrió los últimos meses, con la cobertura de la BBC de la guerra contra Gaza.

En noviembre de 2024, más de 100 periodistas de la cadena estatal firmaron una carta abierta en la que pedían noticias más justas y precisas.

Acusan a la BBC de parcialidad sistemática, de hacer hincapié en los relatos israelíes, infravalorar a las víctimas palestinas y no reflejar la asimetría del conflicto.

Las críticas se centran principalmente en la sección de noticias en línea, que desempeña un papel clave en la forma en que millones de personas de todo el mundo interpretan la situación en Gaza.

Sesgo estructural

El descontento de los periodistas es el resultado de años de frustración. Muchos colaboradores sostienen que la cobertura de Israel y Palestina está influida estructuralmente por altos ejecutivos, en particular Raffi Berg, jefe de la redacción online sobre Oriente Medio.

Se acusa a Berg de editar artículos y titulares para restar importancia a las críticas a Israel. Las quejas de los periodistas sobre su influencia serían sistemáticamente ignoradas por la dirección.

Sugirieron declarar explícitamente que Israel no permite el acceso de periodistas extranjeros a Gaza. Quieren que se mencione más claramente la responsabilidad de Israel y que los expertos en derechos humanos y crímenes de guerra estén proporcionalmente representados.

Estas llamadas fueron ignoradas en gran medida, lo que alimentó aún más la frustración entre los empleados.

Incidentes

Algunos incidentes han exacerbado aún más las tensiones internas. En diciembre de 2024, Amnistía Internacional publicó un informe en el que acusaba a Israel de genocidio en Gaza. Los periodistas criticaron a la BBC por su cobertura mínima y tardía de este informe.

Mientras que otros canales de noticias publicaron el informe en un lugar destacado, el sitio web de la BBC lo mencionó sólo 12 horas después de su publicación y únicamente como séptimo elemento de la primera página. Al principio, el informe ni siquiera aparecía en la sección dedicada a la guerra entre Israel y Gaza, lo que provocó un descenso considerable de lectores.

Otro caso muy debatido fue la noticia sobre Muhammed Bhar, un palestino con síndrome de Down, atacado por un perro del ejército israelí y abandonado a su suerte.

El titular original «La solitaria muerte de un hombre de Gaza con síndrome de Down» fue muy criticado por no dejar clara la responsabilidad de Israel. Tras la presión pública e interna, se modificó el titular, pero incluso entonces la responsabilidad del ejército israelí siguió sin nombrarse mucho.

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“Esta publicación reemplaza una versión anterior con el fin de actualizar un título que represente con mayor precisión el artículo.”

El papel de la dirección

Raffi Berg es visto como un problema central. Influiría desproporcionadamente en la línea editorial y reescribiría los artículos para mostrar a Israel bajo una luz más favorable. Incluso los reporteros experimentados que trabajan sobre el terreno tienen que recibir el visto bueno de Berg antes de publicarlo.

Berg adaptaría titulares y textos para destacar la parte israelí y debilitar las reivindicaciones palestinas.

Se ha acusado a la dirección de ignorar estas preocupaciones. A pesar de varias «sesiones de escucha» en las que los periodistas expresaron sus críticas, poco o nada se hizo, al parecer, para mejorar la situación.

Desigualdad en la información

Un análisis de datos de más de 2.900 artículos y titulares del sitio web de noticias de la BBC muestra que las víctimas palestinas son descritas como menos humanas y emocionales que las víctimas israelíes.

Términos como «masacre» y «atrocidad» se utilizan desproporcionadamente más a menudo para las acciones palestinas que para las operaciones militares israelíes. Sólo en el 27% de los casos en los que mueren palestinos se menciona explícitamente al autor en el titular, frente al 43% de las víctimas israelíes.

Cuando se informa sobre Ucrania, los crímenes rusos se nombran más explícitamente, lo que, según los colaboradores, muestra la reticencia de la BBC a criticar a Israel. Esta pauta refuerza la sensación de que la BBC rehúye al gobierno israelí.

Reacciones de la BBC

La BBC ha rechazado las acusaciones, afirmando que se atiene a estrictas directrices de imparcialidad. En un comunicado, la BBC subrayó: «Informamos sin miedo ni favoritismos».

Aunque los errores se reconocen y se corrigen, muchos periodistas de la BBC consideran que sigue habiendo deficiencias cruciales en la información y que las correcciones a menudo llegan demasiado tarde. Consideran que la cobertura actual no cumple las normas periodísticas que la BBC dice respetar.

Como dijo un periodista: «Debe trazarse una línea moral en la arena. Y si esta historia no lo merece, entonces ¿cuál?»

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Las informaciones distorsionadas y las presiones de la dirección de la BBC han salido a la luz porque los periodistas de esa cadena encontraron el valor para dejar de callarse. La presión por parte de los editores en jefe no será la misma en todas partes, pero se puede suponer que está presente en todos los medios de comunicación dominantes y que colorea las noticias.

Hoy, más que nunca, los grandes medios de comunicación son empresas con grandes intereses comerciales y tienen una considerable repercusión política. La cobertura informativa -y su encuadre- desempeña un papel fundamental en la forma en que los ciudadanos entienden el mundo, los votantes toman decisiones políticas y la gente consume. Así que hay mucho en juego.

La manipulación dentro de la BBC muestra cómo el establishment hace todo lo que está en su mano para racionalizar y alinear su información con una visión favorable, o al menos inofensiva, para el establishment. Esto demuestra una vez más la importancia de un medio alternativo como Globalización.

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Fuente: La guerra civil de la BBC por Gaza

Artículo original: https://www.dewereldmorgen.be/artikel/2024/12/26/interne-opstand-bij-bbc-over-gaza/

Esta traducción se puede reproducir libremente a condición de respetar su integridad y mencionar al autor, al traductor y Rebelión como fuente de la traducción.

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Anexo: Mentiras de los medios de comunicación

Fosa común de Timișoara

Tras la caída del Muro de Berlín, en diciembre de 1989 estallaron protestas a gran escala en Timișoara, ciudad del oeste de Rumanía. Durante los caóticos días que siguieron, surgieron informes de que se había descubierto una fosa común en Timișoara en la que supuestamente estaban enterrados cientos de cadáveres.

Los medios de comunicación internacionales informaron ampliamente sobre estas supuestas pruebas de asesinato sistemático por parte del régimen. La noticia de la fosa común intensificó la ira contra el líder del gobierno Ceaușescu, tanto en Rumanía como a escala internacional. A raíz de este «escándalo», en Occidente se llegó a pedir una intervención militar.

Después, resultó ser una jugada preparada. Se trataba de un pequeño número de cadáveres «viejos» sacados de un tanatorio que no tenía nada que ver con las protestas.

Bebés en incubadoras en Kuwait

En 1990, Irak, dirigido por Saddam Hussein, invadió Kuwait. Estados Unidos formó una coalición militar para invadir Kuwait y expulsar al ejército iraquí. En los prolegómenos de la intervención, una niña de 15 años testificó ante el Congreso estadounidense.

Explicó que había trabajado en un hospital de Kuwait y había visto ella misma cómo los soldados iraquíes sacaban a los bebés de las incubadoras y los dejaban morir en el frío suelo.

Este testimonio fue ampliamente difundido por los principales medios de comunicación internacionales y se convirtió en un símbolo de la brutalidad de Sadam Husein. La historia fue muy importante para conseguir el apoyo de la opinión pública a la invasión militar planeada.

Después de la guerra, salió a la luz que la historia de los bebés y las incubadoras había sido un invento. La chica resultó ser la hija del embajador de Kuwait en Estados Unidos. Su testimonio había sido cuidadosamente orquestado por Hill & Knowlton, una importante empresa estadounidense de relaciones públicas contratada por el gobierno kuwaití para generar apoyo a la acción militar.

Armas de destrucción masiva en Iraq

En el marco de la «guerra contra el terrorismo», Estados Unidos quería invadir Irak e implantar un cambio de régimen. Para legitimar ese ataque, el presidente estadounidense Bush y el primer ministro británico Tony Blair afirmaron que Irak poseía armas químicas, biológicas y posiblemente nucleares.

Argumentaban que el líder iraquí Sadam Husein era un dictador peligroso que podría entregar esas armas a grupos terroristas, como Al Qaeda, y que por tanto suponía una amenaza para el mundo entero.

Estas afirmaciones fueron asumidas y difundidas por los principales medios de comunicación. Posteriormente, los servicios de inteligencia y las supuestas «pruebas» en las que Estados Unidos y el Reino Unido habían basado sus argumentos resultaron ser poco fiables, malinterpretadas o manipuladas. La administración Bush había hecho declaraciones deliberadamente engañosas sobre la supuesta amenaza.

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