La guerra y la necesaria reestructuración financiera en Rusia

La situación de guerra en Europa agrava las condiciones de funcionamiento de la economía mundial, especialmente motorizadas por las sanciones de EE.UU. y sus socios occidentales contra Rusia. Junto a ello, también intervienen las respectivas respuestas emanadas desde Moscú, explicitadas recientemente en la disposición de cobrar el gas exportado a países hostiles en rublos rusos.

Las sanciones -de Estados Unidos, la Unión Europea y de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN)- a Rusia apuntan a una redefinición a gran escala del comercio mundial de hidrocarburos y pasan por una guerra económica cuyas repercusiones ya se sienten a nivel mundial, pero también sobre la economía rusa.

Lo que trata “occidente” es de reinicializar el sistema capitalista a nivel mundial, en el que Washington necesita redefinir alianzas y bloques sobre la base de un nuevo concepto estratégico diseñado por la OTAN y el “nuevo orden mundial” recitado por el presidente Joe Biden. El complejo militar-industrial empuja los intereses del gran capital monopolístico financiero hacia nuevos mercados. Es la tendencia a la guerra intrínseca al modelo capitalista.

En este sentido, la cumbre de la Alianza Atlántica, prevista para finales de junio en Madrid, constituye una gran oportunidad para que Washington pula los moretones del conflicto con China, tomándole el pulso a Rusia, y combinando atracción y imposición.

El 6 de marzo, Biden prohibió las importaciones de petróleo, gas natural y otros productos energéticos de Rusia, diciendo que quería bloquear la principal fuente de financiación de la «guerra de Putin».

Por eso es importante remitirnos a sanciones comerciales, financieras, políticas, que son las que actúan en una dinámica de confrontación militar, con incrementos de presupuestos para la guerra y reactivación de una esfera de la economía que aleja objetivos hasta hace poco enunciados como de privilegio, sea la salud, el empleo, la lucha contra la pobreza y el desempleo, o el cuidado del medio ambiente en contra del cambio climático.

Superar dogmas neoliberales

Uno de los aspectos más interesantes de la actual crisis, y a la vez uno de los menos estudiados en Occidente es su impacto doloroso sobre la economía y la sociedad rusas, que se verán obligadas a superar a marchas forzadas, su adicción al extractivismo. Vale recordar que ya en la época zarista los rusos se metieron hasta Alaska en búsqueda de oro y pieles.

Para  sobrellevar  el impacto de la guerra, es inevitable la superación de unos cuantos dogmas neoliberales, empezando por aquel de limitar la función de un banco central al «proteger y garantizar la estabilidad del rublo», de conformidad con el artículo 75 de una Constitución adoptada en diciembre de 1993, con el “Chicago boy” Yegor Gaidar de timonel de la economía, cuando era brazo derecho de Boris Yeltsin-

Putin ha sido capaz de construir una economía fuerte y robusta al atenerse al modelo de mercado desencadenado de los años noventa. Los neoliberales que estaban en el poder con Yeltsin siguen a cargo de la economía con Putin. La figura clave es Elvira Nabiullina, la directora del Banco Central de Rusia.

Este montaje neoliberal tiene peculiaridades como la mezcla de empresas privadas y públicas como Gazprom o Rosneft, que pertenecen al Estado. Este modelo aseguró un impresionante crecimiento económico durante la primera década de Putin en el poder y una relativa resistencia a las sanciones extranjeras en la segunda década.

Un viejo sistema

El economista ruso Valentin Katanasov señala que “el colectivo Occidente ayudó al Banco de Rusia a desdolarizar sus activos” y afirma que el sistema monetario que existía en Rusia dejó de existir. Greg Yudin,  politólogo de la Escuela de Ciencias Sociales y Económicas de Moscú, se muestra muy pesimista sobre el curso que puede tomar la guerra y llama a cortocircuitar el sistema financiero como vía para acabar con el conflicto.

El principal error, según el opositor Yudin, fue la suposición de que Putin estaría definitivamente peor después de invadir Ucrania que antes, y que esto iba a influir en sus cálculos. Sin embargo, Putin sopesó el coste de la guerra frente al coste de la inacción. Tenía muy claro que muy pronto se encontraría en una situación desesperada si no iniciaba esta operación militar en ese momento.

En la primera mitad de la década de 1990, se creó un sistema monetario que se puede llamar «gestión monetaria» (un modelo para países con economías coloniales). Su esencia es que la moneda nacional, el rublo ruso, es emitida por el Banco Central a través de la compra de moneda extranjera. Este último se almacena en reservas de divisas, que se reflejan en los activos del banco. Y el rublo ruso está respaldado por las reservas de divisas del Banco Central.

El rublo ruso en el sistema de «gestión de divisas» resultó ser una moneda extranjera recoloreada. Un estado puede ser soberano si los activos de su Banco Central están dominados por préstamos en moneda nacional emitidos para el desarrollo de la economía nacional.

Las reservas internacionales incluyen oro, que puede considerarse un activo completamente ruso: está ubicado en el territorio de la Federación Rusa, controlado por el Banco de Rusia y tiene total inmunidad a las sanciones económicas occidentales.

Los «activos externos» del Banco de Rusia que trabajan para las economías de otros países son 2,13 veces mayores que los «activos internos» que trabajan para la economía rusa, lo que demuestra que ha vuelto la cara hacia Occidente y la espalda a Rusia. Y el rublo ruso estaba respaldado por más de 2/3 de billetes occidentales.

Durante años ha habido llamamientos en Rusia para la desdolarización de la economía rusa, A fines de febrero de este año, el colectivo Occidente ayudó al Banco de Rusia a desdolarizar sus activos. Todas las reservas internacionales de divisas, excepto el yuan chino, están congeladas. El dólar estadounidense, el euro, la libra esterlina británica, el japonés yen, y algunas otras monedas de reserva representaron el 65, 2% de todas las reservas internacionales (oro y divisas) de la Federación Rusa.

Aparentemente, el Banco de Rusia no está dispuesto a reconocer la pérdida de volúmenes gigantescos de reservas internacionales y solo afirma que las reservas por valor de más de 300 mil millones de dólares están «congeladas», una palabra que tras un tiempo camboa a confiscación o nacionalización (recordar las experiencias de Libia, Irán, Afganistán y otros países)-

El Banco de Rusia continúa publicando semanalmente datos sobre el valor de las reservas internacionales de Rusia, de lo que se deduce que hasta ahora no parece haber ocurrido nada. “Al 25 de marzo de 2022, las reservas internacionales de la Federación Rusa ascendieron a $604,4 mil millones, habiendo disminuido $38,8 mil millones en comparación con el 18 de febrero de 2022”.

Katanasov sostiene que cuanto antes se dé cuenta el Banco de Rusia de que no hay más de 600 mil millones de dólares en reservas, más probable será que se pueda reconstruir rápidamente el sistema monetario ruso bajo las nuevas condiciones.

Si los activos del Banco de Rusia que quedan después de la «expropiación» por parte del Occidente colectivo de las reservas de divisas se toman como el 100 por ciento, entonces la imagen es la siguiente: el oro monetario se convierte en el principal componente de los activos (44,5%), luego está el yuan chino (26,9%), más atras los préstamos y depósitos en rublos (16,1%), y finalmente los valores del gobierno y otros emisores rusos (4,4%).

El rublo ha dejado de ser una moneda extranjera «recoloreada» (solo está ligeramente «teñida» con el yuan chino). Su principal soporte de la noche a la mañana fue el oro. Hoy en las reservas del Banco de Rusia es de 2.300 toneladas.

Para los analistas, es extremadamente peligroso restaurar el patrón oro, que establece el libre intercambio de billetes de banco por metales preciosos de las reservas, y vincula la emisión de dinero del Banco Central a sus reservas de oro.

Durante mucho tiempo se ha dicho que China se está preparando para introducir un yuan de oro y Rusia debe seguir los pasos de Beijing. China ya acumula más de 30 mil toneladas de oro, y al menos la mitad está en manos del Estado, pero aún no hay señales de que Beijing se esté preparando para pasar al yuan oro. El oro ayuda a Beijing a fortalecer el yuan, sacar al dólar y al euro del mercado interno,

La reestructuración monetaria

Para la reestructuración del sistema monetario ruso, no se necesita oro, sino un rublo mercantil, respaldado por la masa de mercancías creada por la economía rusa, señala Katanasov. El oro solo puede ser una de las mercancías que componen tal masa, pero, además, se necesitan bienes de consumo y bienes de inversión (maquinaria y equipo), con la ayuda de los cuales es posible y necesario llevar a cabo la industrialización.

Para ello es necesario modificar el artículo 75 de la Constitución de la Federación Rusa que define la función principal del Banco Central que es la de «proteger y garantizar la estabilidad del rublo”. Para los analistas rusos, el Banco de Rusia puede y debe fortalecer la economía rusa aumentando los préstamos en rublos, cuyos destinatarios finales serán las empresas del sector real de la economía.

Dichos préstamos deberían contribuir al crecimiento de la masa de productos básicos. Entonces también desaparecerá la inflación, que intentaron superar reduciendo la oferta monetaria y elevando la tasa de referencia (lucharon contra la inflación estrangulando la economía rusa, según Katanasov).

Mirko C. Trudeau

Mirko C. Trudeau: Integrante del Observatorio de Estudios Macroeconómicos de Nueva York, asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, estrategia.la).

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